miércoles, 5 de marzo de 2014

INFLACIÓN Y POLÍTICA. PUBLICADO POR PAG.12


AUMENTOS DE PRECIOS, SALARIO REAL Y CONCENTRACION DE LA RIQUEZA
Inflación y política
El autor afirma que el arma fundamental del poder económico para defender el beneficio extraordinario es la inflación y define que la regulación y control del poder económico por parte del poder político es el escenario de la lucha por el poder.

 Por Por Roberto Briscioli *

Las causas económicas de la inflación son diversas. Sin embargo, la causa determinante de la inflación no es económica. Se encuentra en la política. La política implica, entre otros aspectos, la lucha por el poder. La resultante del poder es la posibilidad de la toma de decisiones políticas positivas que beneficien a las mayorías nacionales o que –negativamente acentúen de manera creciente la concentración de la riqueza. Esto último resulta ser la esencia del proyecto político neoliberal. La política determina la economía y en la interrelación entre ambas se decide la mejor o peor suerte de las personas.
Poder y gobierno son dos conceptos distintos. Acceder democráticamente al gobierno significa alcanzar genuinamente el poder político. Pero de ninguna manera esto último supone necesariamente subordinar el poder económico al poder político.
La posibilidad de la regulación y control del poder económico por parte del poder político es el escenario de la lucha por el poder. Es decir, de la política.
El condicionamiento ético, y por ende la legitimidad y la legalidad del poder político, estriba en el acceso y posterior sustentabilidad del sistema democrático. El poder económico, en cambio, no entiende de restricciones éticas y su construcción se concreta exclusivamente en la maximización de beneficios.
El poder político y el poder económico pueden tener coincidencia de intereses. En ese caso, estamos ante alguna de las variantes del proyecto neoliberal, por ejemplo: la dictadura militar surgida en marzo de 1976 y su profundización, el modelo de la convertibilidad, en la década de los noventa. En cambio, si el proyecto político es nacional y popular, basado en la creación de empleo con salarios dignos, el enfrentamiento con el poder económico es inevitable. La inclusión social es posible únicamente a través de limitar las ganancias del poder económico.
El arma fundamental del poder económico para defender el beneficio extraordinario a costa de la inclusión social es la inflación.
La tasa de ganancia se restituye y se acrecienta con la inflación, que afecta fundamentalmente a los ingresos fijos (salario, jubilaciones, pensiones), que deteriora el mercado interno. Si el poder económico no subordina al poder político a su lógica del máximo beneficio a través de variadas presiones –sobresaliendo las mediáticas, lo mellará a través de la inflación. Los análisis empíricos de fuente ideológica diversa demuestran que los sectores de la economía más concentrados son los que más incrementan los precios –sin relación con los costos y, por ende, obtienen mayores beneficios.
Por otra parte, el proyecto nacional y popular tiene dos fundamentos básicos: la sustentabilidad del salario real alto y el tipo de cambio real adelantado.
El salario real alto es básico como sostenimiento de la demanda global, del crecimiento económico generador de empleo e inclusión social. El tipo de cambio adelantado para posibilitar saldos favorables de la balanza comercial, única fuente de ingresos de divisas genuinos, para generar reservas y desendeudarse de la herencia neoliberal. Además el tipo de cambio real alto potenciará los bienes transables y con ello la actividad productiva, generadora de empleo e inclusión social.
La inflación a través del tiempo pulverizará ambos pilares y así –paulatinamente deteriorará la sustentabilidad política del proyecto. Las posibilidades destituyentes se acrecentarán, ya que los propios beneficiarios del proyecto se verán perjudicados por sus inconsistencias, provocadas artificialmente por el poder económico.
Como defensa, las paritarias sostienen al salario real de los embates de la inflación. Son otro soporte muy positivo de un proyecto político. Sin embargo, no debe olvidarse que la carrera acelerada entre precios y salarios siempre será perjudicial para el proyecto nacional.
De manera similar a lo anterior, la devaluación del tipo de cambio nominal puede mejorar el deterioro que provoca la inflación en el tipo de cambio real, pero a costa de generar mayor inflación. El remedio genera enfermedad. El escenario se completa con el mercado de cambio ilegal –turbio e ínfimo, pero generador de expectativas inflacionarias.
El mercado paralelo como acicate de la inflación induce a la devaluación oficial controlada a costa de reservas. Se parece a la paradoja de Aquiles y la tortuga. Por más que avance el oficial, siempre avanzará más intencionalmente el paralelo y mayor será la inflación. La devaluación informal o no implica la inflación, por ende en el marco legal vigente el paralelo no tiene techo y la inflación tampoco.
El acuerdo de precios tratando de establecer la relación costos-beneficios de cada rama de la producción y la comercialización es necesario. Sin embargo, está lejos de ser suficiente dentro del marco legal vigente. Más aún, con un Poder Judicial proclive a favorecer al poder económico. El acuerdo de precios, para ser necesario y suficiente, requiere de una intensa movilización popular y reformas legales para judicializar con éxito a quienes en actitud destituyente generan inflación y devaluación.
No estamos desarrollando una teoría conspirativa. No hace falta teoría. La conspiración es inherente al poder económico. Se trata de una interpretación de la realidad con el objetivo de no soportar socialmente crisis económicas intencionalmente construidas.
Las políticas neoliberales han generado intensas crisis económicas y éstas han provocado, como resultante, la concentración de riqueza. Argentina desde 2003 y algunos países latinoamericanos intentan un camino distinto del proyecto neoliberal de la concentración de la riqueza. Esto para el establishment nacional e internacional implica políticas que deben ser desprestigiadas primero y destituidas después, para que no cunda el mal ejemplo a nivel global.En nuestro país, dadas las circunstancias históricas que conforman la idiosincrasia de sus habitantes y el modelo de inclusión social vigente, el arma fundamental para socavar y en su caso anular los intentos de limitar la concentración de la riqueza es la inflación.
En otros países, donde la relación salarios-beneficios se encuentra estructurada de tal manera que la tasa de ganancia se restituye y crece a costa de los salarios, el desempleo y la exclusión social, la inflación tiende a minimizarse. Es más, el arco político opositor al proyecto político actual en nuestro país repite que la inflación es un proceso monocausal, desatado por el Gobierno por emisión desmedida. Y su solución sería la disminución del gasto público. Disminuir el gasto, traducido a lenguaje sin eufemismos, significa eliminar o recortar la Asignación Universal por Hijo o reducir la inversión pública generadora de empleo. El verdadero objetivo de la propuesta de disminución del gasto público se expresa, por ejemplo, en el proyecto de ley del Frente Renovador, cuyo referente es Sergio Massa, por el cual se eliminarían parcialmente las retenciones al sector agrario. El costo fiscal de ese proyecto oscilaría de 8000 a 10.000 millones de pesos, que pasarían a engrosar –en su mayor parte las abundantes y concentradas arcas del poder económico. Copia del modelo norteamericano de desfinanciar al Estado –según la curva de A. Laffer– a costa de eximir de impuestos a los sectores más concentrados de la economía. Es decir, desfinanciando al Estado se fuerza obligatoriamente la disminución del gasto.En definitiva, están proponiendo la receta neoliberal típica del FMI que, aplicada en España, Grecia, Portugal, tiene una inflación menor al dígito pero omitiendo intencionalmente que será a costa de la concentración de la riqueza, que implica reducción de salarios, desempleo, pobreza, indigencia y, en definitiva, exclusión social
* Docente. Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche.
robertobriscioli@yahoo.com.ar

BLOG: prof-robertobriscioli.blogspot.com

sábado, 15 de diciembre de 2012

RESTRICCIONES CAMBIARIAS. PUBLICADO POR PÁGINA 12.


Domingo, 23 de septiembre de 2012
OPINION

Restricciones cambiarias


ROBERTO BRISCIOLI *

Las disposiciones oficiales condicionan la adquisición de moneda extranjera para diferentes usos y anulan la 

posibilidad de adquirir las mismas, con fines de ahorro. En realidad, el impedimento se centra no en el ahorro, 

sino en el atesoramiento.
El ahorro y el atesoramiento son dos conceptos emergentes de la literatura económica aparentemente similares, al menos semánticamente. Sin embargo resultan ser no solo distintos, sino antagónicamente contradictorios, por las implicancias que se derivan económica y socialmente de que se manifieste una u otra situación.
El ahorro, el consumo y el atesoramiento resultan ser variables dependientes del ingreso nacional y de cómo se distribuye y re distribuye el mismo, en función de una política económica determinada.
El ingreso nacional como sumatoria de los ingresos parciales de los diferentes sectores sociales es utilizado en proporciones más o menos estables entre consumo y ahorro, como antesala de la inversión privada. La parte del ingreso, que no se consume y alternativamente tampoco se ahorra, se atesora.
La propensión al consumo explica el hábito a gastar en bienes de consumo de una sociedad determinada, que se incrementará en la medida que se sostenga y mejor aún aumente el salario real, desciendan las tasas de desempleo y se apliquen políticas económicas de inclusión social. El incremento del consumo impulsará la inversión productiva, por expectativas de mayores beneficios empresariales y de esta manera –en un círculo virtuoso crecerá el PBI y por consiguiente el empleo. Lo que no se gasta en consumo se ahorra. El ahorro –previa intermediación bancaria-  puede transformarse en inversión, en la medida que existan expectativas de rentabilidad empresariales futuras, que superen la rentabilidad financiera.
A través de la secuencia descripta, la ortodoxia económica desde su ceguera auto impuesta concluye con simplismo que “ahorro e inversión son variables macroeconómicas idénticamente iguales”. Abriendo un poco los ojos, veremos que el ahorro y la inversión nunca serán iguales, en la medida que exista atesoramiento. Podemos decir entonces que el atesoramiento de dinero resulta ser el ahorro interno nacional que nunca será y, por ende, jamás llegará a ser inversión productiva privada. Su destino –previa transformación en moneda extranjera-   será el sueño debajo de un colchón o la inercia en una caja de seguridad. Una parte sustancial conformará la fuga ilegal de divisas al exterior, para transformarse en posible inversión interna o externa, de un país extranjero.
Sintetizando, el atesoramiento de divisas como negación del ahorro que implica la imposibilidad de inversión productiva, provocará recortes en la productividad y con ello incrementará la inflación, derivado de una inversión privada insuficiente comparativamente a una demanda agregada creciente.
Un modelo de política económica cuya esencia es el crecimiento del PBI a través del incremento del salario real, descenso de las tasas de desempleo e inclusión social, tendrá como consecuencia lógica una demanda agregada de solvencia creciente, como resultante de la satisfacción de necesidades sociales siempre presentes. Si a este incremento de demanda, no se le contrapone un incremento proporcional en la oferta de bienes y servicios emergentes de la inversión privada, es natural que la brecha entre oferta y demanda global se transforme en inflación.
En otras palabras, la inflación se inscribe en la lógica necesaria de incrementar beneficios empresariales, como alternativa al recorte de la inversión productiva que a su vez es consecuencia de la parte proporcional de los beneficios, que fueron atesorados.
La inflación deteriorará el salario real y atrasará el tipo de cambio, provocando con ello la desaceleración del crecimiento económico por caída del consumo y la regresión en la distribución del ingreso nacional. Atesoramiento implica inflación. Sin embargo, atesorar no solo se asocia negativamente con inflación, sino con un aspecto tan perjudicial como lo anterior, como es transformar en “imprescindible” –en la medida de existencia de atesoramiento-  a la inversión extranjera.
La inversión extranjera directa por aplicarse a la actividad productiva y por ende a largo plazo, puede –según el caso-  generar mayores o menores puestos de trabajo. La inversión extranjera indirecta, dirigida a la actividad financiera y, por ende, en el corto plazo no generará puestos de trabajo. Lo que iguala ambos tipos de inversión es que no son gratis para el país. Implican transferencia de divisas al exterior, que pueden llegar a ser excesivamente gravosas, para el saldo de la cuenta corriente. En 2011, a pesar de la intervención gubernamental, creció la remisión de utilidades al exterior alcanzando la cifra de 7331 millones de dólares, el 70 por ciento de las utilidades obtenidas por las filiales transnacionales que operaron localmente en dicho año.
Cuando la transferencia de utilidades crece y el atesoramiento es una constante como ha ocurrido históricamente en nuestro país, el ahorro interno será necesariamente insuficiente. En países latinoamericanos y, por ende, en nuestro país, la fuga de capitales y de utilidades es un aspecto que explica en gran parte la denominación eufemística de “países en vía de desarrollo”, ya que, lamentablemente, su presencia implica el recorte del ahorro interno y, con ello, una seria limitación al crecimiento y desarrollo económico armónico de dichos países.
Resultan gratificantes para la amplia mayoría de la población argentina los impedimentos oficiales que limitan el uso abusivo por parte de sectores minoritarios de muy altos ingresos, de un bien netamente social como resultan ser las divisas
* Integrante del Club Argentino Arturo Jauretche. Docente.
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miércoles, 15 de febrero de 2012

LA INFLACIÓN. (PUBLICADO PAGINA 12)


ENFOQUE

LA INFLACIÓN.

 POR ROBERTO BRISCIOLI *

“Si este año que hubo caída en el nivel de actividad la inflación estimada por los privados es 17 por ciento, el año que viene con recuperación tendrá que ser mayor.”
Cristiano Ratazzi, titular de Fiat
El poder económico concentrado en Argentina utiliza como medio de mantener y acrecentar su poder político y económico el mecanismo denominado inflación. Además se utiliza a la inflación como un arma de desestabilización política, dado que afecta principalmente los sectores que perciben ingresos fijos, que por definición son los sectores de la población mayoritarios en cantidad, de más reducida percepción de ingresos y base política del modelo económico surgido en el año 2003. La operatoria inflacionaria creada artificialmente consiste en incrementar los precios de venta de los bienes y servicios en función de la potencialidad de la demanda global y con independencia de posibles aumentos de costos. Por lo tanto, la inflación pasa a ser un mecanismo para incrementar la tasa de ganancia empresarial, en reemplazo de la inversión productiva como mecanismo genuino de obtener mayores beneficios.
El empresario necesita recomponer su tasa de ganancias invirtiendo en bienes de capital y así obtener mayores ingresos por mayores ventas y simultáneamente disminuir sus costos. Pero cuando la inversión productiva no ofrece seguridad de su recupero en el corto plazo y la obtención de ganancias futuras se torna dudosa o simplemente por una decisión política, se suplanta la inversión con la inflación como una forma segura y rápida de obtener mayores beneficios.
Por ende, la ausencia de inversión reemplazada por la inflación generará recomposición momentánea de la tasa de ganancia, pero determinará una pérdida de competitividad producto de la pérdida de productividad derivada de la imposibilidad de concreción de inversión productiva. Esta carencia de productividad empresarial, producto de la ausencia de inversión, generará a su vez que todo incremento de salarios nominales se traslade inmediatamente a los precios, con lo que los salarios reales permanecerán iguales o, peor aún, se reducirán.
La interpretación “académica” de las universidades y de los medios de comunicación a través de sus “especialistas”, al considerar las causas del fenómeno inflacionario, pasan alternativamente por considerarlo a partir de exceso de demanda olvidando que se trata de un país con altos índices de pobreza e indigencia, o derivado de la “incompetencia” del Gobierno para atraer mayores caudales de inversión extranjera olvidando que se trata de un país dominado por las transnacionales.
En definitiva, más allá de las incongruencias, se trata a la inflación como un derivado netamente económico producto de irregularidades del mercado, provocadas por el accionar equivocado del Gobierno al interferir en el libre juego de la oferta y la demanda. De esta manera se ha instalado en la opinión pública a través de los medios de comunicación afines al poder económico que la inflación es un producto de políticas económicas gubernamentales equivocadas, cuando en realidad los precios varían hacia la suba (nunca a la baja) en función de la decisión política de las pocas empresas “formadoras de precios” por ramas de producción, en su gran mayoría transnacionales. Las pequeñas y medianas empresas se acoplarán necesariamente al proceso inflacionario.
Por consiguiente, la inflación no es un fenómeno económico producto del “accionar del mercado”, sino una toma de decisión política del poder económico concentrado que incluye los medios de comunicación, en el marco de un mercado excesivamente oligopolizado que posibilita los acuerdos de precios empresariales y, por consiguiente, siempre a la suba.
En el modelo neoliberal la inflación sin que desaparezca, nunca será un problema mayor, dado que la demanda global en lo que atañe al mercado interno estará siempre por definición en estado recesivo. Las medidas de política económica propias de un modelo neoliberal basadas principalmente en la reducción de los salarios reales y la precarización del trabajo, implican necesariamente que la mayoría de la población se encuentre por debajo de la pobreza y la indigencia y la mayoría de los que cuentan con trabajo, con sueldos y salarios que apenas superan los niveles de subsistencia. La comprobación de lo anterior puede apreciarse por lo vivido durante los dos modelos más acabados de política neoliberal en nuestro país: al finalizar el gobierno de la dictadura militar surgida en 1976 y al finalizar la “década de la convertibilidad” con la crisis de los años 2001-2002.
La inflación aparece como un problema mayúsculo cuando surgen gobiernos que se resisten a aplicar los principios del neoliberalismo. Es decir, defender el salario real y la creación del empleo. El gobierno actual comenzó definiendo su propuesta de política económica con un tipo de cambio adelantado que promueve la actividad productiva (bienes transables) y minimiza la actividad financiera (bienes no-transables). Es la negación de toda política neoliberal. Esta decisión política provocó el desarrollo de la actividad productiva y creación de empleo. La generación de empleo generó una tendencia al crecimiento de los salarios reales, que se vio favorecido por la implementación de paritarias. La mayor ocupación y mejores salarios provocaron incremento de la demanda, crecimiento del PBI con superávit fiscal. Y en ese momento en que todo parecía volver a la normalidad –y no por casualidad– recrudece la inflación.
En otras palabras, el poder económico inicia el proceso inflacionario no bien surge una demanda potenciada por mayores ingresos salariales, que se verá acompañado en el mismo sentido por el resto de las empresas pequeñas y medianas en la medida que puedan ir trasladando la inflación.
Con la inflación instalada intencionalmente, el Gobierno se encuentra acosado por dos flancos principales: por un lado la inflación atrasará el tipo de cambio y por otro irá deteriorando el salario real. En definitiva, se atacan los dos objetivos fundamentales de un modelo de política económica ajeno a la receta neoliberal: tipo de cambio y salario real.
El tipo de cambio atrasado por la inflación ahora ya no potenciará la actividad productiva y con ello se estancará el crecimiento del empleo y, como consecuencia, caerá en la misma proporción el salario real. Esto último es la situación que hemos vivido a partir de 2007 y hasta el inicio de la crisis económica internacional surgida en Estados Unidos a mediados del año 2008.
La crisis internacional puso en situación de suspenso el proceso inflacionario, debido a una caída en el crecimiento del PBI y la consiguiente retracción de la demanda en nuestro país. Sin embargo, las evaluaciones de un nuevo auge de la economía para el 2010 presagian una nueva embestida inflacionaria como mecanismo por parte de los poderosos sectores económicos minoritarios de apropiarse de los beneficios derivados de la nueva situación pronosticada para los años 2010 y 2011.
Los peligros de una nueva escalada inflacionaria se agravan cuando se considera que en el corto plazo millones de personas están recibiendo y recibirán justas retribuciones por asignaciones familiares, creación de cooperativas de trabajo y compensación a jubilados que perciben asignaciones mínimas. Se estima una cifra superior a los 4000 millones de pesos que serán volcados inmediatamente al consumo de los sectores más postergados, luego de décadas de privaciones. La codicia neoliberal que impregna la mentalidad del poder económico concentrado no dejará pasar esta oportunidad y apuntará sin consideración alguna a estos fondos frescos para apropiárselos a través de la inflación olvidándose de la exclusión social. Posteriormente, desde este sector minoritario y con el aporte de otros afines surgirán las cínicas lamentaciones dignas de un coro de las tragedias griegas, por los altos índices de pobreza e indigencia.

* Docente Economista.
robertobriscioli@yahoo.com.ar (tel.1564753294).
     

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CAPITALISMO Y ECONOMÍA SOCIAL(PUBLICADO PAG.12)


Domingo, 20 de marzo de 2011
ENFOQUE
CAPITALISMO Y ECONOMÍA SOCIAL


  POR: ROBERTO BRISCIOLI

La esencia de la economía capitalista, resulta ser la maximización del beneficio empresarial, origen básico de las contradicciones crónicas del sistema. Los aspectos del capitalismo que se desarrollan no son taxativos, ya que se describen parcialmente los relacionados con el beneficio empresarial.
Beneficios vs. Salarios. Los beneficios empresariales dependen del precio de venta de los bienes y servicios, y de los costos de producir y vender. Los salarios resultan para el empresario un costo y, por ende, cuanto menores sean los salarios, mayores serán los beneficios. Estos también se incrementan al aumentarse sistemáticamente los precios de los bienes y servicios en función de la respuesta de la demanda global, sin sufrir el correlativo aumento de costos. Sin embargo, si los salarios reales disminuyen, cae el consumo, también el PBI y por ende se reducen relativamente las ventas y los beneficios.
Inversión productiva vs. Desempleo relativo. Otra posibilidad de lograr mayores beneficios consiste en la inversión productiva, es decir, adquirir bienes de inversión de tecnología superior a los existentes. Esta acción incrementará la cantidad de bienes y servicios generados en una menor cantidad de tiempo productivo y por ende provocará disminución de costos y aumento de beneficios. En simultáneo generará, en términos absolutos, una mayor utilización de mano de obra. Sin embargo, la disminución de costo será generado por una menor utilización de mano de obra, con relación al capital invertido. Por consiguiente, relativamente se generará desempleo, que será neutralizado sólo si rige un modelo de política económica basado en la inclusión social.
Concentración y centralización del capital vs. Democracia. La concentración y centralización del capital es un proceso irreversible del capitalismo. Concentrar significa una creciente dimensión del capital en el proceso de acumulación, para así incrementar beneficios. Centralizar implica absorción o fusión entre los capitales existentes, con igual fin.
Sin embargo, a medida que se concentra y centraliza el capital, se oligopoliza cada vez más la oferta, creándose así un poder económico empresarial concentrado formador de precios, con poder político en muchos casos superior al poder de los gobiernos nacionales y, por ende, contradictorio a la lógica intrínseca del sistema democrático.
Maximización de beneficios vs. Dividendos. Las empresas mercantiles tienen como objetivo determinante la maximización de beneficios. El órgano directivo societario tiene que decidir el destino alternativo de dichos beneficios, es decir, repartirlos como dividendos, o aplicarlos a la inversión productiva o financiera. Sin embargo, dado que la decisión está en manos de la mayoría del capital y no de las personas, la gran parte de los beneficios se reparte como dividendos o se aplica a la actividad especulativa y/o fuga de capitales. En estos casos, la inversión productiva privada se restringe o se posterga, generando proporcionalmente desocupación y exclusión social.
Crecimiento económico vs. Desarrollo social. El crecimiento económico implica mayor generación de bienes y servicios. Sin embargo, un alto y sostenido crecimiento económico no asegura el desarrollo económico, que exige una equitativa redistribución de ingresos.
Economía social
En el ámbito de la economía social, el lucro máximo no tiene significación, a pesar de conformar un segmento diferenciado e integrado a través del mercado a la economía capitalista nacional. Las empresas de la economía social tienen como objetivo la satisfacción de necesidades, de sus asociados y de la sociedad. Esto último no implica obviar eficiencia y eficacia. Cooperativas, mutuales, empresas recuperadas y otras formas asociativas de autogestión no mercantiles integran la economía social.
El ser humano prevalece sobre el capital. En las empresas de la economía social donde no se persigue fines de lucro, el capital también deja de ser un fin en sí mismo y pasa a ser un medio al servicio de la satisfacción de necesidades del ser humano, de la entidad de la cual éste forma parte y la de la sociedad en su conjunto. Según la ley, los excedentes logrados en calidad de retornos se distribuyen entre los asociados en proporción a la actividad realizada, lo que influye socialmente en una distribución más equitativa del ingreso nacional.
Las empresas de la economía social son democráticas. Los asociados de las empresas de la economía social independiente del aporte social realizado disponen solamente de un voto, lo cual las determina como democráticas. De esta manera se manifiesta una vez más la preeminencia del ser humano sobre el capital, contrariamente a las sociedades mercantiles del capitalismo en donde los votos están en función del capital, y así los principios democráticos son ignorados.
Libertad individual y ayuda solidaria mutua. Se alcanza la dignidad personal y la libertad individual, sin afectar la solidaridad en el esfuerzo y la ayuda mutua. Esto es así, ya que las leyes vigentes establecen que tanto la adhesión como el retiro de los asociados son voluntarios y además cualquier situación se resuelve en asambleas democráticas.
Promoción y desarrollo de la educación popular. La ley determina la obligatoriedad de fomentar la educación y capacitación, y debe aportar a un fondo establecido a tal fin, previo a la distribución de excedentes. Además, el propio funcionamiento societario constituye una fuente de educación popular, al convertirse en un medio de formación democrática y capacitación técnica.
Integración económica democrática. No implica la concentración y centralización del capital, y por ende de las decisiones. Las deliberaciones y control se ejercen de abajo hacia arriba, es decir, desde las empresas de primer grado hacia uniones, federaciones y confederaciones, contrariamente a lo que ocurre en la integración de las empresas mercantiles con fines de lucro.
El desarrollo y nivel de incidencia de la economía social en el marco de la economía capitalista depende de la política económica. El modelo implementado a partir de 2003, que se sustenta en una mayor equidad en la distribución del ingreso nacional y por ende de la inclusión social, ha posibilitado condiciones para un mayor desarrollo de la economía social. Merece destacarse la puesta en marcha del programa “Argentina Trabaja”, que contempla la creación de cooperativas de trabajo para la realización de trabajos comunales en distintas regiones. Estas entidades están integradas por excluidos sociales, que ya no lo son, reciben capacitación y una remuneración del Estado nacional a través de la red bancaria. En la actualidad, la economía social aporta el 10 por ciento al PBI, existen 12 mil cooperativas activas con 10 millones de asociados y 5 mil mutuales con más de 5 millones de asociados. Los puestos de trabajo generados actualmente son 300 mil, con condiciones laborales y salariales basadas en un valor esencial de la economía social: la solidaridad
robertobriscioli@yahoo.com.ar
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UN NUEVO BANCO CENTRAL. (PUBLICADO POR PAGINA 12)


EL LASTRE DEL NEOLIBERALISMO EN LA NORMATIVA QUE RIGE LA ENTIDAD MONETARIA

UN NUEVO BANCO CENTRAL

La aprobación del pliego de Mercedes Marcó del Pont para ejercer la presidencia del Banco Central inaugura un período novedoso en la institución monetaria. La referencia de la Reserva Federal y las restricciones de la actual Carta Orgánica.
 
POR: ROBERTO BRISCIOLI.


El pensamiento neoliberal plasmado en el artículo 3º de la Carta Orgánica define que la función del Banco Central debe reducirse a sostener el valor de la moneda. En la visión ortodoxa se traduce en estabilidad de precios. En ese mismo artículo se toma como válido de manera sacrosanta el apotegma neoliberal que dice que la inflación es producto del exceso de emisión de moneda. Además de cuidar de que no haya inflación, ese artículo 3º transforma al Banco Central en un ente independiente del poder político y, por ende, de la voluntad popular. Lo cual no deja de ser un contrasentido constitucional. Otra incongruencia que se desprende de la anterior es que el Poder Ejecutivo no puede dar “órdenes, indicaciones o instrucciones” al Banco Central, pero sí puede designar sus autoridades. Sin embargo, al designar a dichas autoridades está creando un poder político paralelo y al hacerlo existe la posibilidad cierta de conflicto de poderes, como ocurrió varias veces, donde sobresalen los casos recientes de Alfonso Prat Gay y Martín Redrado.
En Estados Unidos, cuna de la ortodoxia neoliberal, la Reserva Federal (banca central estadounidense) está obligada, según normativa vigente, a lo siguiente: “Mantener el crecimiento sostenido de los agregados monetarios y crediticios de un modo consistente con el potencial de crecimiento de la economía, así como para promover efectivamente los objetivos de pleno empleo, estabilidad de precios y moderadas tasas de interés a largo plazo”. Como se observa, el neoliberalismo argentino es más papista que el Papa. Otro párrafo de esa normativa es relevante y no porque sea un ejemplo, ya que resulta ser el país más endeudado del planeta, con déficit fiscal y comercial desproporcionado, sino porque es el espejo virtuoso de los neoliberales autóctonos, a saber: “... mantener el crecimiento sostenido de los agregados monetarios y crediticios de un modo consistente con el potencial de crecimiento de la economía...”. Esto quiere decir que la base monetaria, es decir la cantidad de dinero en circulación, se dimensionará en función del crecimiento de la economía. Es decir, del crecimiento del PBI.
Sin embargo, en nuestro país, para la ortodoxia neoliberal, la base monetaria debe estar en función de las reservas. De esta manera, el PBI que desde 2003 hasta 2008 ha venido creciendo a un promedio del 8,5 por ciento (situación poco común en nuestra historia económica reciente), tuvo que soportar una base monetaria no acorde (inferior) con su crecimiento. Esto es así porque en principio la base monetaria siempre fue inferior al nivel de reservas y, lo más grave, se ignoró el fenomenal crecimiento del PBI. En otras palabras, un crecimiento potencial determinado con una base monetaria intencionalmente disminuida provocará necesariamente un crecimiento económico inferior al que hubiere sido posible realizar.
El Banco Central independiente del poder político y de la voluntad popular, pero dependiente del poder económico y financiero concentrado, fue un lastre mayúsculo para el plan económico de desarrollo productivo e inclusión social estructurado a partir de 2003. Además, esa independencia facilitó que se fugaran más de 50 mil millones de dólares desde 2007 hasta fines de 2009. En dos años se fugaron posibles reservas internacionales por una cifra superior a las acumuladas.
La normativa de la FED continúa diciendo: “... así como para promover efectivamente los objetivos de pleno empleo...”. Los paradigmas neoliberales autóctonos no consideran en absoluto el concepto “pleno empleo”. Es más, el pleno empleo contradice sus postulados dado que la base fundamental de su teoría se estructura en función del desempleo que provocará necesariamente caída de salarios y mayores beneficios empresariales. Continúa la normativa de la FED: “... estabilidad de precios...”. Esta es la única coincidencia con el artículo 3º de la Carta Orgánica del BC, pero para la FED es un objetivo más y colocado en último lugar, cuando para la lógica neoliberal local se trata de una “misión primaria y fundamental del Banco Central...”.
Por último, dice la FED: “... y moderadas tasas de interés a largo plazo...”. La mención a las tasas de interés y su moderación brilla por su ausencia en el artículo 3º de la Carta Orgánica. Nadie debe creer que es por olvido o casualidad. Esta omisión intencional implica que la banca comercial podrá cobrar las tasas de interés que se les plazca para otorgar créditos primordialmente para consumo, sin tomar en cuenta las necesidades de la actividad productiva.
Las consecuencias que ha pagado la sociedad en su conjunto fueron funestas con un Banco Central independiente, bajo una presidencia institucional en connivencia y dependiente del poder económico financiero concentrado. La Carta Orgánica del BC se intentó modificar a través de un proyecto de ley elaborado por la ex diputada Mercedes Marcó del Pont, actual presidenta del Banco Central, pero tuvo la resistencia en ese momento por parte del titular de la entidad monetaria, Martín Redrado. Si ese proyecto de ley hubiera prosperado, la sociedad se hubiera evitado el escandalete circense de los últimos meses

robertobriscioli@yahoo.com.ar
DOCENTE
Integrante Club Argentino Arturo Jauretche      


  Claves
Debate bcra
“El pensamiento neoliberal plasmado en el artículo 3º de la Carta Orgánica define que la función del Banco Central debe reducirse a sostener el valor de la moneda.”

“El neoliberalismo argentino es más papista que el Papa.”

“El Banco Central independiente del poder político es dependiente del poder económico y financiero concentrado.”
 


RESERVAS EVAPORADAS. (PUBLICADO PAG.12)


Domingo, 24 de enero de 2010
Reservas evaporadas.

Por Roberto Briscioli *
El Banco Central, como autoridad máxima del sistema financiero, tiene entre otras funciones la de administrar las reservas monetarias internacionales integradas con oro, dólares, euros, yenes, libras esterlinas, entre otros activos. Además debe controlar estrictamente que las divisas obtenidas por las exportaciones se liquiden (transformadas en pesos) según las disposiciones vigentes.
La cantidad de reservas que administra actualmente el Banco Central resulta un record desde la creación de la entidad, en mayo de 1935. Además debe destacarse la independencia de dichas reservas con el endeudamiento externo, dado que las mismas se acumulan como consecuencia de una política económica que ha generado desde 2003 saldos positivos en la balanza comercial de manera ininterrumpida. Esto hace que las reservas tengan la característica distintiva de ser indiscutiblemente genuinas.
Muy distinto es el caso de la acumulación de reservas durante los períodos de gobiernos neoliberales, como en la dictadura militar que irrumpió en marzo de 1976 y en la década de la convertibilidad con los gobiernos de Menem y De la Rúa, donde la acumulación de reservas era, en su mayor parte, producto de préstamos externos espurios.
Por ejemplo, en enero de 2001, las reservas trepaban a una suma importante de 37.380 millones de dólares, pero las mismas no eran genuinas. Eran producto en su mayor parte del tristemente celebre préstamo internacional denominado “blindaje”, que realizó un aporte negativo más a toda la larga lista de desatinos neoliberales como para que en meses (fines de 2001) se desencadenara la crisis social, económica y política más seria de nuestra historia reciente, con quiebra del sistema financiero, estafa a los ahorristas y a la comunidad toda, con default incluido.
La posibilidad de contar con abundantes reservas monetarias internacionales genuinas que representan el esfuerzo mancomunado de todos los habitantes del país se concreta únicamente cuando la política económica diseñada por el gobierno nacional lo posibilita. En definitiva, y simplificando, para que exista una acumulación genuina de reservas se debe exportar el esfuerzo nacional en forma de productos por cantidades y valores superiores a los que se importan y así obtener un saldo favorable en divisas.
El Banco Central, además de administrar dichas reservas monetarias, debe controlar que las divisas obtenidas por las exportaciones, llevadas a cabo por las concentradas empresas exportadoras, sean liquidadas en tiempo y en forma para que así se abra la posibilidad de que parte de ellas se transformen posteriormente en reservas.
En otras palabras, las divisas obtenidas incluso antes de transformarse en reservas no son propiedad de las empresas exportadoras, ni siquiera de las empresas productoras. Las divisas son propiedad inalienable de la comunidad y, en un sistema democrático y republicano que elige libremente, están a disposición del gobierno nacional por el tiempo que dure su mandato, como sustento económico y financiero de la política económica y como factor primordial de estabilidad política.
Esto último es así ya que todo gobierno que por cualquier causa sea despojado de sus reservas monetarias internacionales queda a merced de corridas financieras destituyentes provocadas por el poder económico concentrado, como ocurrió entre otros casos con la renuncia obligada y anticipada del ex presidente Raúl Alfonsín.
Sin embargo, a pesar de existir un nivel de reservas genuinas excepcionales, se da en simultáneo que desde junio de 2007 hasta fines de 2009 la economía sufre una sangría de divisas (futuras reservas genuinas) que ronda los 50 mil millones de dólares, denominada fuga de capitales.
Si partimos de la premisa indiscutible de que las divisas son propiedad inalienable de la comunidad, queda como tarea impostergable determinar las causas que facilitaron que un reducido grupo de argentinos o residentes con gran poder adquisitivo se apoderaran de las mismas.
El Banco Central publicó en 2009 en las estadísticas del Balance Cambiario la cuenta denominada “Formación de activos externos del sector privado no financiero”. En la misma se refleja que la estafa a la comunidad se discrimina con fuga de capitales para el año 2007 de 10.271 millones de dólares; más la suma de 22.862 millones de dólares en 2008, más la suma de 10.096 millones de dólares para los primeros trimestres de 2009. El total arroja el escalofriante saldo de 43.679 millones de dólares fugados en dos años, según la propia información del Banco Central. Nuestras proyecciones nos permiten evaluar como posibilidad de mínima que a fines de 2009 la fuga de capitales desde mediados de junio de 2007 supere los 50 mil millones de dólares.
La pregunta que surge es: ¿cómo es posible que el sector privado más concentrado de la economía obtenga divisas, para luego fugarlas? Las divisas adquiridas y luego fugadas pueden provenir de dos fuentes: por un lado, de la venta de las mismas por parte del Banco Central; o la otra posibilidad, que se trate de divisas obtenidas por las empresas exportadoras que no fueron liquidadas como legalmente corresponde, es decir, omitiendo su transformación en pesos moneda nacional.
La respuesta a la pregunta la da el propio Banco Central, al afirmar en sus estadísticas que en el mismo lapso que se considera la fuga sólo se vendieron 967 millones de dólares de sus reservas, el 2,2 por ciento del total.
La conclusión entonces no es otra que las divisas obtenidas para luego ser fugadas provienen en su amplia mayoría de divisas no liquidadas. Podemos decir entonces que el Banco Central, a través del mal desempeño de su conducción, con intencionalidad o no, ha permitido que una suma similar a las reservas actuales fueran apropiadas justamente por el poder económico concentrado, ya que es el único que cuenta con los fondos suficientes para adquirirlas y que además tiene la voluntad política destituyente para fugarla de la economía nacional con destino interno o con destino externo hacia algún “paraíso fiscal”.
La fuga de divisas implica necesariamente la imposibilidad de que las divisas obtenidas se transformen en todo o en parte en reservas, y en relación con la economía real, necesariamente la caída de la inversión privada.
Los aproximadamente 50 mil millones de dólares, producto del esfuerzo nacional que abonaba la circulación financiera y posibilitaba la inversión privada, se han evaporado y con ello se incrementó la inflación; lo más grave es que se han perdido miles de puestos de trabajo potenciales y, por consiguiente, se habrán incrementado los niveles de pobreza e indigencia.
Apropiación de reservas, fuga de capitales, caída de la inversión, inflación, pobreza e indigencia, sin agotar la lista, son todos mecanismos económicos utilizados por el poder económico concentrado, en su permanente acción política destituyente, para superar los obstáculos que imponen los gobiernos reñidos con el capitalismo salvaje neoliberal.
La pregunta es: ¿no sería ético que los responsables de tal descalabro financiero y económico renuncien a sus cargos por impericia y/o connivencia manifiesta con el poder económico concentrado?
Lo contrario significará un aporte más al largo proceso de maniobras de desgaste al gobierno nacional elegido contundentemente por la voluntad popular. Una nueva agresión a la Nación y a sus habitantes.
Si el gobierno nacional no tiene la posibilidad de disponer de las reservas generadas como consecuencia de la implementación de la política económica que ha diseñado, queda esperar para los argentinos la posibilidad cierta de su destitución futura anticipada, con consecuencias sociales, económicas y políticas similares a las soportadas en 2001.
* Docente (robertobriscioli@yahoo.com.ar).
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ARGENTINA Y GRECIA: CAUSALIDADES

ARGENTINA:

En toda la etapa neo liberal desde el año 1976 al año 2003, la política económica  argentina  contó con un tipo de cambio atrasado artificialmente.
En la dictadura cívico-militar el atraso cambiario fue la derivación de la utilización de la tristemente celebre “tablita”, que anticipaba la devaluación en porcentuales siempre menores a la alta inflación existente. En el alfonsinismo ante la impotencia política de cambiar el rumbo económico fijado por la dictadura,  se desencadenaron los procesos inflacionarios e hiper inflacionario más profundos de la historia económica argentina que como consecuencia inevitable, atrasaba permanentemente el tipo de cambio. Durante los gobierno de Menem y De la Rua por medio de la ley de convertibilidad se establecía el atraso del mismo por ley,  por primera vez en la historia económica argentina,  lo que imposibilitaba la devaluación con el objetivo de darle “seguridad jurídica” a quienes saqueaban el país, por medio de la  inversión extranjera indirecta.
El tipo de cambio atrasado implica necesariamente la pérdida de competitividad exportadora y un subsidio permanente a las importaciones y el cercenamiento del mercado interno,  al perjudicar el desarrollo y crecimiento económico de los bienes transables generados en los sectores productivos, en términos relativos con los no-transables. Esto último significa priorizar la actividad financiera sobre la productiva y como consecuencia de ello, recaudaciones impositivas descendentes que determinarán permanentes y crecientes déficit fiscales. Se sumó además, durante el gobierno de Menem la privatización del sistema jubilatorio, que significó la desfinanciación intencional del Estado, en beneficio del poder económico concentrado en su variante financiera, que profundizó aún más el déficit fiscal.
La caída  de las exportaciones y el incremento de las importaciones llevaron a saldos negativos permanentes de la balanza de cuenta corriente que debieron ser saldados con endeudamiento externo. Esto último, implica necesariamente la sujeción de las definiciones de política económica a las decisiones del  FMI y más grave aún, la presencia infaltable en estos casos, de la inversión extranjera indirecta (“fondos buitres”) para cubrir las brechas negativas permanentes de los saldos “gemelos”. La intervención de la inversión extranjera indirecta especulativa y la política económica impuesta por el FMI se complementan mutuamente. Dicha coordinación se da en el marco de la receta del Consenso de Washington donde sobresalen la desregulación de la circulación de los capitales y la privatización de las empresas públicas, que al transformarse en extranjeras se benefician enormemente con el tipo de cambio atrasado.
Además como consecuencia de lo anterior, resulta imposible acumular reservas genuinas y por ende todo gobierno en este contexto, queda expuesto a la manipulación destituyente del poder económico concentrado, como ocurrió con el gobierno de Raúl Alfonsín que debió renunciar a la presidencia con seis meses de anticipación.
En el año 2003 y hasta nuestros días comienza un proceso virtuoso pocas veces visto de crecimiento económico sostenido; creación de empleos para millones de personas; incremento de los salarios reales que se aproximan año a año a los incrementos medios de productividad y que en un futuro no muy lejano deberán superarlo;  desendeudamiento externo sin precedentes históricos; acumulación de reservas genuinas y distribución progresiva del ingreso nacional a partir de sostener en el largo plazo un tipo de cambio real adelantado y estable. El mismo, además se  sostiene adelantado como tipo de cambio multilateral y con una relativa estabilidad, a pesar de la inflación impuesta por el poder económico concentrado que por dicho mecanismo, lo desestabiliza permanentemente atrasándolo y obligando al BCRA a su diaria administración para que lo anterior no ocurra.

GRECIA.

Grecia se incorporó a la zona del euro el primero de enero del año 2001.Se aceptó su ingreso ya que cumplía con los parámetros impuestos por el Tratado de Maastricht para limitar los desequilibrios fiscales, ya que de ubicarse dicho déficit en 7,6% del PBI en el año 1996, se había reducido al 1,5% en el año 2000.
La oficina responsable de auditar los datos estadísticos sobre las cuentas fiscales que aportan los países miembros de la Unión Europea es Eurostat. Los datos fiscales suministrados a Eurostat por el gobierno liberal-conservador de K.Karamanlis  para los años 2008-2009 no superaban el  3,7% del PBI.
Al asumir el nuevo gobierno socialista de George Papandreu en octubre del año 2009,  las previsiones suministradas por dicho gobierno  a Eurostat indicaban contrariamente que el déficit no era del 3,7% sino del 12,5. Superando en la actualidad el 13% del PBI.
Los directivos de Eurostat, oficina estadística situada en Bruselas -capital administrativa de Europa-, manifestaron ante esta grave situación que se encontraban “sorprendidos”. La sorpresa para un organismo auditor, resulta como mínimo inverosímil.
A partir de ese momento quedó al descubierto que el endeudamiento público griego significaba el 100% de su PBI. Además que el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos superaba el 10%. Caída del PBI; desempleo; regresión en la distribución del ingreso, Etc.etc. En otras, palabras todos los indicadores negativos que asolaron a Argentina durante la larga noche neo-liberal desde el año 1976 al año 2003.
A partir de esta realidad la Unión Europea conjuntamente con el FMI. comenzaron a implementar los consabidos planes de “ajuste”, que significan, tal cual ocurrió en Argentina desde 1976 al 2003, profundizar aún más la negatividad de los indicadores macroeconómicos y su consecuencia más grave: la degradación social. La receta es idéntica, a saber: elevar el IVA al 23%; recorte salarial del 20%; flexibilización del mercado laboral y previsional, elevando la edad jubilatoria y promocionando todo tipo de contratos laborales precarios y no registrados; cercenamiento de todo tipo de planes sociales; eliminación de la inversión pública; privatización de las empresas públicas, etc.,  El saldo final de estas medidas, sin dudas determinarán la caída pronunciada del PBI; caída de los salarios reales muy por debajo de los incrementos de la productividad media; regresividad profunda en la distribución del ingreso nacional; mayores tasas de desempleo y exclusión social, estangflación; saldos “gemelos” negativos;  incremento del endeudamiento externo; incremento de las tasas de interés para atraer la inversión extranjera especulativa y en simultáneo la caída de la inversión privada, etc.
En definitiva, idéntico a lo ocurrido en Argentina desde 1976 al año 2003.
La causa principal de esta tragedia griega, con final abierto para la totalidad de los PIGS (cerdos: según denominación anglo- norteamericana) e idéntica a la debacle Argentina que culminó con la profunda crisis del año 2001,  debe buscarse en la pérdida de la soberanía monetaria. Ello implicó para Grecia y para los PIGS abandonar sus monedas y con ello la posibilidad devaluatoria y utilizar el euro que es una moneda intencionalmente sobrevaluada, que como tal no perjudica a países de alto nivel de productividad como Alemania y Francia.  Todo en un símil trágico con Argentina en la etapa neo liberal, ya sea con la”tablita” como con la ley de convertibilidad que, como mecanismos diferentes,  cumplían el mismo fin, es decir, sobrevaluar la moneda nacional en relación al dólar.
Atar la moneda nacional de países con productividad relativa muy inferior y por ende composición de exportaciones con reducido valor agregado y limitada diversidad,  a monedas de países con niveles de productividad superiores y por ende exportadores de productos con alto valor agregado, da como resultado inevitable la destrucción del entramado social. Este es el caso de Grecia y en diferentes grados la de los PIGS, en relación a Alemania y Francia  que al tener estos últimos países niveles de productividad superior pueden mantener niveles altos de exportaciones en precios y cantidades, a pesar del atraso cambiario y beneficiarse con la disminución de precios que el mismo tipo de cambio atrasado provoca sobre las importaciones.
Además resulta insostenible en el largo plazo una zona monetaria como el euro, sin que predomine una relación solidaria entre los países integrantes a través de un fondo común para atender tanto  los saldos fiscales negativos como los niveles de endeudamiento. Un proceso de unidad solo es posible con una base de solidaridad, en relación a las asimetrías que siempre estarán presentes. De lo contrario todo proyecto de unidad se transformará más tarde o más temprano, en un proyecto de explotación de determinados países sobre otros.
Lamentablemente para la unidad europea, lo que ha predominado y se acentúa  por lo que se desprende del Tratado de Lisboa, es el egoísmo individualista que alientan las asimetrías destituyentes de la unidad, entre países de mayor productividad que se benefician con un tipo de cambio alto y otros países en donde el mismo tipo de cambio los coloca en posición de default al no poder devaluar, y que los perjudican aun más con los salvatajes basados en el principio neo clásico del salario como variable de ajuste.
Como ocurre naturalmente, sobre el despojos se posan los buitres. Es el caso de la banca de inversión norte americana Goldman Sachs- accionista del grupo Clarín en un  18 % -  que indujo a la falsificación de los datos estadísticos, para así poder colocar emisiones especulativas tan rentables como ilegítimas,  tales como la de derivados financieros con respaldados de créditos hipotecarios incobrables por su origen “sub prime” y emisión de bonos de la deuda pública griega que encontraron un contexto propicio, durante el gobierno neoliberal de Karamanlis.
Sintetizando, el proceso es similar para Argentina de1976 a 2003, como para los PIGS.
Tipo de cambio atrasado e imposibilidad política de devaluación que traerán aparejados la transformación de la actividad productiva en financiera especulativa y los consecuentes saldos negativos de los “gemelos” que se saldarán con endeudamiento externo. Sobre la situación anterior se montarán los Goldman Sachs promotores de todo tipo de actos de corrupción para obtener máximos beneficios financieros, con el simultáneo y coordinado ajuste impuesto por el FMI.
Como conclusión, tanto para Grecia como para el resto de los PIGS  y en definitiva para la Unión Europea la salida pasa por redefinir las relaciones de unidad transformando las actuales que profundizan las asimetrías entre los países miembros, en nuevas relaciones solidarias en relación a los déficit y el endeudamiento como consecuencia de lo anterior. De lo contrario en el mediano plazo la devaluación en los países europeos más débiles se irán dando como  un efecto “dominó” y con ello  la ruptura de la zona del euro será un hecho inexorable. El beneficiario directo de esta frustración histórica será EE.UU., ya que la caída del  euro significará el retorno al insoportable privilegio del dólar, como moneda de reserva exclusiva y que paradójicamente, representa al país con mayores déficit de sus gemelos y consecuentemente el más endeudado del planeta y sin posibilidades políticas de dejar de serlo,  al menos en el mediano plazo.

ROBERTO BRISCIOLI – DOCENTE.
robertobriscioli@yahoo.com.ar


TECHINT Y EL ESTADO AUSENTE.

El Estado es una creación social. La Sociedad que es soberana determina una estructura del poder sobre si misma que es el Estado, que es permanente pero no inmutable. El gobierno de vigencia transitoria emerge de la voluntad mayoritaria de la sociedad para accionar los aparatos del Estado y de esta manera ejercer el poder, en un tiempo finito determinado por la Constitución.
Una dictadura militar es una usurpación violenta de los aparatos del Estado y del poder político a través del uso de las armas propiciado e instrumentado por un sector civil minoritario con fines de enriquecimiento económico, en abierta contradicción con  la voluntad mayoritaria de la Sociedad.
Por otra parte, el poder económico concentrado emergente del proceso de concentración y centralización del capital no supone la usurpación de los aparatos del Estado como es el caso de las dictaduras militares, implica un poder paralelo y contradictorio al Estado y por ende a la Sociedad..
Por lo tanto el Estado ausente o privatizado implica el poder absoluto sin control o contra peso del poder económico concentrado.
Coherentemente con lo anterior, la doctrina económica ortodoxa de dudoso  rigor científico,  se banaliza en la repetitiva frase de que el Estado caracterizado a priori como ineficiente, no debe participar en la economía.
Desde determinadas cátedras universitarias se ideologiza que el Estado es deficiente por definición y que su intervención altera las sabias decisiones del mercado. Los medios de comunicación oligopolicos amplifican el dogma sacrosanto y el poder económico concentrado aplaude el libertinaje acumulando activos compulsivamente con el único objetivo autista de maximizar beneficios y acumular riquezas. Como el Estado no debería existir o debe ser privatizado la Sociedad se ubica en lo residual, útil únicamente para proveer la mano de obra imprescindible al menor costo posible, para la acumulación del capital cada vez más concentrado y centralizado.     
Hablar de la eficiencia o no del Estado es un contrasentido. La mayor o menor  eficiencia del Estado dependerá del gobierno de turno.
El gobierno argentino a partir del año 2003 ha demostrado eficiencia comparativa.
El endeudamiento público que en 2002 llegaba al 160% del PBI, hoy es apenas el 40%  y con un bajo componente ponderado en divisas de dicha deuda. En EE.UU. el índice de endeudamiento actual es del 100% y llega como monto total a 15 billones de dólares.
Desde 2003 hasta la fecha el crecimiento del PBI promedio ha sido del 8,5%. En EE.UU. el crecimiento económico promedio en el mismo período ha sido del 1,6%.
Desde 2003 el desarrollo económico que es sinónimo de redistribución del ingreso nacional e inclusión social, ha manifestado variaciones positivas de equidad. El coeficiente de Gini indicaba en 2002 un porcentual de 0,55%, llegando en la actualidad al 0,41%. .En EE.UU. el índice de Gini es actualmente del 0,50%, que lo coloca como país injusto socialmente, por encima de Túnez y Egipto, que se destacaron últimamente por que la población destituyó  a sus gobiernos por la inequidad social.
El saldo de la balanza comercial y el saldo de la balanza de cuenta corriente fueron ampliamente positivos durante todos los años del período 2003-2011. En EE.UU. el saldo de la balanza comercial y de cuenta corriente fue siempre negativo durante igual período, llegando en la actualidad a superar ampliamente el billón de dólares de déficit.
El nivel de reservas genuinas prácticamente inexistentes en el año 2003 alcanza en la actualidad a la suma de 52.000 millones de dólares genuinos, a pesar de la espuria “fuga” de divisas accionada por el poder económico concentrado. En EE.UU. país hiper endeudado no existe el concepto reservas, ya que abusa del privilegio de sobre emitir dinero internacional sin respaldo alguno, trasladando inflación al resto de los países.
En relación a las exportaciones, desde el año 2003 ha existido un crecimiento exponencial  que superan en la actualidad los 70.000 millones de dólares y un significativo cambio cualitativo de las mismas que va modificando paulatinamente el perfil de país subdesarrollado exportador de materias primas. En EE.UU. las exportaciones han resultado insuficientes durante el mencionado período para alcanzar las necesidades de importaciones, lo que demuestra ineficiencias de productividad que fundamentan a su vez los niveles crecientes de endeudamiento externo.
El desempleo que alcanzaba en el año 2003 aproximadamente al 25% se encuentra hoy a un nivel del 7%. El nivel de desempleo en EE.UU. se encuentra en permanente  ascenso superando actualmente el 10% y con un porcentaje muy superior si se trata de jóvenes entre 22 y 30 años de edad.
La exclusión social compuesta por desempleados y trabajos precarizados temporarios alcanzaba en el año 2002 al 50%. En la actualidad los planes social como la asignación por hijos y asignación especial para embarazadas, el programa Argentina Trabaja con la creación de cooperativas de trabajo con  trabajo genuino a través de los municipios, la creación de 4 millones de puestos de trabajo, la posibilidad de jubilarse para millones de personas sin los aportes necesarios,  han disminuido significativamente los niveles de pobreza e indigencia que alcanzaba en el 2002 al 58% y 28 % respectivamente.
La inflación producto de la puja distributiva en un país que crece y distribuye, ha sido acotada relativamente   con la eficiencia que implica no caer en el facilismo de “enfriar” la economía, que implica la “paz de los cementerios”.
La eficiencia ha quedado demostrada también con la estatización de las AFJP. El Fondo de Garantía y Sustentabilidad creado como reserva para jubilaciones futuras ha crecido de 98.000 millones de pesos en el año 2008 hasta superar en la actualidad los 182 mil millones de pesos. En dichos fondos un 12 % se encuentra invertido en acciones en empresas como el Banco Patagonia, Banco Macro, Grupo Galicia, Siderar del grupo Techint, etc. Todas las empresas en las cuales el Anses tiene acciones que integran el Fondo (F.G.S) han aceptado lo dispuesto en el DNU 441, excepto Siderar del grupo Techint que ha rechazado la designación de directores en proporción política adecuada a la participación económica.
Este grupo se ha manifestado permanentemente contra la intervención del Estado en la economía. Sin embargo ha llegado a posiciones oligopólicas privilegiadas y acumulación de activos no precisamente por eficientes, sino a la sombra de las prebendas del Estado, incluso de dictaduras militares.
El holding Techint y otros grupos como Macri, Fortabat, Perez Companc, Soldati, etc. lograron por medio de la determinación del ex presidente del B.C.R.A Domingo Felipe Cavallo en el año 1982 por el mecanismo del seguro de cambio, la estatización de su endeudamiento externo que previamente habían fugado del país,  por un total de 20.000 millones dólares que fueron trasladados como deuda a la población argentina, que se sigue pagando. Además, existen denuncias de la intensa relación del grupo con las autoridades dictatoriales de esa época. En 1979,  una asamblea de trabajadores de la empresa Dalmine Siderca antigua integrante del grupo Techint en la ciudad de Campana,  que reclamaban pago de premios se llevó a cabo frente a la presencia de grupos fuertemente armados al mando del coronel Zapata del área conjunta 400. Dos trabajadores de nombre Juan José Torrente y Pascual Gordillo que participaron activamente en dicha asamblea se encuentra en los listados de desaparecidos hasta la fecha. Tampoco debe dejar de considerarse la privatización de Somisa. Un verdadero saqueo de un recurso estratégico a la Nación Argentina, que nunca debió caer en manos transnacionales.
La privatización de Somisa  bajo la intervención primero de Jorge Triaca y luego de María Julia Alzogaray se concreto como un “traje a medida” para el grupo Techint. Los mencionados interventores llevaron adelante los “trabajos sucios”  provocando intencionalmente incrementos de pasivo y despidos de trabajadores, para entregar la empresa “saneada” al grupo Techint. Parte de dichos pasivos,  luego de la privatización  fueron asumidos por el Estado y pasó a engrosar la deuda pública.
El precio pagado fue muy inferior al establecido por el Informe Braxton que oscilaba entre 500 y 700 millones de dólares. Finalmente se pagaron 100 millones  en donde el 40% de dicho monto fue  en pagarés y el 13% en títulos de la deuda.  Además se sub valorizó el precio de los stock de producción existentes a la fecha de privatización, con lo cual el precio definitivo pagado por Techint  por la acería más grande sud América y recurso estratégico esencial de la Nación, resultó insignificante y como tal venal.
En la actualidad y en consonancia con su historia el grupo Techint no acepta el nombramiento de directores según los establece el DNU 441 que corresponde al poder accionario por parte del ANSES del 25,97% de las acciones de Siderar.
Reclama el retorno del Estado ausente que como tal termina siendo el Estado cómplice. Su titular Pablo Rocca declara desde Houston EE.UU. que “Techint no se casa con ningún gobierno”,  olvidándose de su complicidad con la Dictadura de 1976 y el apoderamiento de Somisa con la complicidad del gobierno de Menem. Agrega que quiere comprar las acciones en poder del Anses, porque no puede aceptar la existencia de un Estado presente que pregunte por el destino de  más del 65% del patrimonio neto compuesto de dividendos nos distribuidos.  No debemos olvidar que el poder económico concentrado fugó 43.679 millones de dólares en el transcurso de los años 2007 y 2009 siendo presidente del Banco Central Martín Redrado. Fuga que implica la negación de la inversión privada y la posibilidad de disminuir la inflación y a la vez crear empleo.
En definitiva se trata de un enfrentamiento entre dos poderes paralelos. Techint como miembro del paralelo poder económico concentrado no quiere aceptar la legislación que emerge del poder del Estado a través de la decisión gubernamental manifiesta en el DNU 441. No quiere que el gobierno en representación del Estado Nacional se entrometa en la lógica del poder económico concentrado y que al hacerlo descubra todo un accionar muy beneficioso para dicho ámbito, pero seguramente totalmente perjudicial a los intereses de la  Sociedad. El gobierno por su parte ajustado a derecho se muestra decidido a mantener la eficiencia demostrada y controlar dentro de las posibilidades legales los intereses de la sociedad y de la Nación.

ROBERTO BRISCIOLI.
DOCENTE. robertobriscioli@yahoo.com.ar

martes, 14 de febrero de 2012


ARTURO JAURETCHE Y LA ECONOMIA ARGENTINA .




La obra escrita  de Arturo Jauretche se inscribe como un aporte esencial, en el múltiple accionar militante de este patriota argentino. La militancia política ocupó todos los años y cada minuto de su vida,  en la búsqueda de avanzar y concretar la liberación nacional y social de su patria, la República Argentina.  
Se manifestó siempre  en un lenguaje sumamente comprensible, – privilegiando así la acción militante y dejando de lado el acartonamiento seudo academicista -,  para que sea entendido por todas las personas más allá de la formación intelectual, con que éstas pudieran contar. Este lenguaje simple, es  a la vez profundo y con bases científicas. El nivel intelectual de A.Jauretche es muy superior al de muchos encumbrados académicos – economistas, sociólogos, filósofos -, ya que una mayoría de estos últimos tienen una formación universitaria “especializada”, en tergiversar la realidad y así intencionalmente, profundizar la ignorancia social. Por ello, no utiliza el lenguaje idiotizante, propio de determinados profesores universitarios y los mal llamados intelectuales mediáticos, que con planteos crípticos y eufemísticos, cumplen con el objetivo de que no se pueda entender con certeza como se estructuran y se ejecutan, los mecanismos para enajenar la riqueza y la renta  nacional, a manos de los grupos económicos extranjeros y sus segundones socios nacionales.

Explica al respecto, A.Jauretche:

“…Demasiado sabemos en que medida es esta Universidad madre de las corrupciones, adoctrinamientos y complicidades que han llevado el país a la situación presente de colonialismo económico y cultural…Se ha desenvuelto a espaldas del país, ajena a su drama y a la gestación de su destino…Se encargó de preparar los expertos de la entrega, elaborando una mentalidad dócil a las desviaciones jurídicas en que se sustenta la modalidad depredatoria de las leyes y contratos que enajenaron la soberanía económica de la nación, poniendo a disposición de los monopolios y trust  los alumnos que se destacaban en aptitudes técnicas para que fueran utilizados en contra del pueblo argentino y haciendo de sus cátedras, el puntal doctrinario de todas las tesis del entreguismo..”

METODOLOGIA.

La metodología del presente trabajo, consistirá en analizar determinadas “frases generadoras” enunciadas por A.Jauretche – según expresión de Paulo Freire, en su obra “Pedagogía del Oprimido”  -, con  el doble objetivo de establecer por una parte,  la actualidad y certeza de sus palabras y por otro,  desarrollar las mismas  para entender su profundidad,  haciendo lo necesario para no desvirtuar su esencia.
Este trabajo debe considerarse, apenas una síntesis ya que  se deriva de solo cuatro frases generadoras de Arturo Jauretche relacionadas con la economía, dentro de una obra mucho más amplia e integral del mencionado autor, que debería haber sido incluida ya hace mucho tiempo, como material de estudio en los diferentes niveles educativos. La  incidencia de los factores de poder anti nacionales que defienden los intereses transnacionales y de sus asociados locales, han hecho posible sumergir la obra de A.Jauretche en la perjudicial ignorancia  para las grandes mayorías nacionales. La población argentina, a través del conocimiento masivo de la obra de A.Jauretche, podría lograr entender los mecanismos que provocan su explotación y con ello generar las condiciones para suprimirlos. Con ello se lograría superar la dominación que se ejerce sobre el pueblo argentino y que muy bien lo expresa el propio A.Jauretche cuando expresa: “…A la dominación económica le antecede la dominación cultural…”

   
FRASE GENERADORA  Nº 1 DE ARTURO JAURETCHE.

EL DIRIGISMO.

“…Los cipayos pretenden convertir este dilema de dirección nacional o extranjera de la economía, en una falsa opción entre dirigismo y libre empresa. No es así.
SIEMPRE HAY DIRIGISMO, NACIONAL O EXTRANJERO, y de quien aplique ese dirigismo, lo nacional o extranjero, SURGE LA CONDICION LIBRE OCOLONIAL DE UN PAIS”.

ANALISIS DEL PARRAFO.

Dice A.Jauretche.: “…SIEMPRE HAY DIRIGISMO, NACIONAL O EXTRANJERO Y DE QUIEN APLIQUE ESE DIRIGISMO, LO NACIONAL O EXTRANJERO, SURGE LA CONDICION LIBRE O COLONIAL DE UN PAÍS”.

Detrás de las categorías enunciadas por A.Jauretche,  encontraremos una larga e interminable discusión tan inútil como academicista,  entre distintas escuelas de la economía que comienza a partir del siglo XVIII, cuando surge el concepto de laissez faire (dejar hacer a los privados) que perdura hasta nuestros días. La falsa dicotomía, versa  sobre si el Estado tiene la necesidad imprescindible de  participar en la economía como la manifiesta la heterodoxia económica  (teoría keynesiana, marxista, etc.), o por el contrario,   que el Estado no debe participar en absoluto en la actividad económica como lo manifiesta la ortodoxia económica (escuela clásica, neo clásica y neo liberal).
Los grupos oligopólicos (acción monopólica acordada de reducido número de oferentes) se esconden detrás de la máscara de la “libre empresa”,  para potenciar gobiernos que se desliguen aparentemente de la intervención o dirigismo sobre la economía nacional y de esta manera, potenciar la concentración de la riqueza a favor de las grandes empresas transnacionales y sus sumisos socios menores locales. Además, complementariamente,  para someter a la Nación Argentina,- a través de políticas económicas diseñadas al efecto-, a la pérdida de su independencia económica y soberanía política, a través de  generar endeudamientos externos e internos, tan mayúsculos como intencionales
Para demostrar la veracidad de la frase de A.Jauretche, se pueden escoger distintos períodos históricos argentinos que se repiten con cierta similitud, cundo la Nación Argentina cae en manos de la ortodoxia económica:
Tomando como un ejemplo,  el período que va  desde el 23 de marzo de 1976 (día anterior al golpe genocida del 24 de marzo de 1976),   hasta el 31 de diciembre de 2002 (fecha tope de la crisis neoliberal deliberada), la distribución del ingreso nacional pasó de ser el 45% como participación de los asalariados,  al 22%;  mientras que los no-asalariados (empresarios y rentistas financieros y agropecuarios) pasaban de tener una participación del 55% a otra del 78%, en el mencionado Ingreso Nacional. En este mismo  período la deuda externa paso de 7.000 millones de dólares computada al 24 de marzo de 1976 a 45.000 millones de dólares cuando finalizó el gobierno dictatorial y a 180.000 millones de dólares al finalizar el periodo neo liberal, en el año 2002. El endeudamiento externo llegó a superar el 170% del PBI y con un alto porcentaje del mismo en moneda extranjera, es decir, se necesitaban un PBI completo y el 70% de otro para saldar el endeudamiento externo.

A efectos comparativos a partir del año 2003 y hasta nuestros días en el año 2012, el endeudamiento externo pasó a  significar el 30% del PBI y dentro de él se computa un reducido porcentaje en moneda extranjera. Puede decirse, que dado el modelo de política económica que se instala a partir del año 2003 hasta nuestros días, el pueblo argentino se liberó de las cadenas del endeudamiento externo que oprimen a diversos pueblos del mundo, bajo la indiferencia o complicidad al respecto de sus respectivos gobiernos para modificar la situación. En EE.UU., la mayor potencia económica y política-militar del planeta y país hegemónico dentro de los países desarrollados, - con cuarenta millones de personas por debajo de la línea de la pobreza -, el ratio de endeudamiento entre deuda externa y PBI  es del 100%. Además las variables macroeconómicas norteamericanas indican que el ratio de endeudamiento seguirá creciendo, a medida que transcurra el tiempo.

Retomando el tema de la no intervención del Estado, podemos decir que el neo liberalismo en la década de los noventa llevó al máximo en la práctica este principio emblemático de la ortodoxia económica, provocando la  enajenación vil de las empresas públicas y recortándole de esta manera al mismo, la posibilidad de actuar a favor de las clases de menores ingresos.  Como consecuencia de lo anterior, surgió la seria limitación  de la caída de la inversión pública provocada intencionalmente desde los gobiernos de Menem y De La Rúa y de hecho, como consecuencia lógica de la liquidación de las empresas del Estado, lo que trajo de  inmediato incrementar aceleradamente los niveles de desempleo y con ello, la caída del salario real.
No olvidemos que el salario siempre tenderá a la baja en la medida que crezca el nivel de desempleo. En otras palabras, el desempleo es el mecanismo utilizado para provocar intencionalmente la caída real y nominal de los salarios, para así lograr mayores beneficios empresariales.

La heterodoxia económica expresada en términos generales en el keynesianismo, postula el “dirigismo”, o sea la intervención del Estado a través de los gobiernos de turno en la economía nacional. En este caso, la posibilidad de la inversión pública es una herramienta que puede suplir las intermitencias cíclicas recurrentes inherentes del capitalismo, que se manifiestan en las crisis económicas de sobreproducción, producto de la insuficiencia de la inversión privada.
Por el contrario, sin posibilidades de inversión pública o reducidas dichas posibilidades, la Nación queda dependiente exclusivamente de la inversión privada, que sólo se concretará si es posible maximizar beneficios y siempre que no pueda ser suplantada dicha inversión, por aumentos de precios injustificados (inflación).
Tampoco debe olvidarse que la inflación es un mecanismo utilizado por el poder económico concentrado, para así incrementar beneficios empresariales a costa de la caída del salario real y con ello, provocar una menor participación de los asalariados en la distribución del Ingreso Nacional.
De la misma manera, se puede utilizar la inflación para desestabilizar gobiernos que intenten modificar la inequidad en la  distribución del ingreso, a través de perjudicar a las clases que perciben bajos y fijos ingresos y así quitar bases de sustentación política al mismo. Esto es posible dado que los medios de comunicación concentrados y el academicismo universitario autista explican la inflación – únicamente y de manera simplista - como efecto de un exceso de base monetaria, es decir,  exceso de liquidez. Por este razonamiento tan vulgar como apologético,  el máximo representante del neo liberalismo en su variante monetarista,  – Milton Friedman -, recibió en su oportunidad el premio Nóbel de economía. De la misma manera, el presidente norteamericano B.Obama recibió el mismo “galardón” de la paz, mientras continuaba invadiendo diferentes regiones del planeta.
A partir de la  fundamentación de Milton Friedman, -  intencional y burdamente tergiversada -, la inflación deja de ser un mecanismo de explotación de los asalariados generada intencionalmente por el poder económico concentrado, para pasar a ser una responsabilidad del gobierno.  
La no intervención o no dirigismo del Estado sirve a los grupos oligopólicos para que en la supuesta  ausencia del primero, - ya que no es que el Estado desaparece, sino que actúa pero de manera funcional a los intereses del poder económico concentrado -,  no quede para regir los destinos de la economía otro elemento que el denominado “mercado”.
Para la ortodoxia económica “el mercado” es “omnipotente, sabio y regula la economía de la manera más eficiente y justa”. Adam Smith, fundador de la economía clásica (liberales en términos políticos)), llego a decir que esta regulación “perfecta” de la economía a través del “mercado” estaba regida por “la mano invisible” que permitiría a través del egoísmo individualista, alcanzar a posteriori – sin fijar plazos ni tiempos -, la justicia social.
Como se ve el planteo de Adam Smith, es muy similar en lo esotérico e intencionalmente tergiversado,  a la política del “derrame” instaurada en la década de los noventa en Argentina, bajo la órbita del “pensamiento único” o  neo liberal.
En la etapa de los años  1991 al 2001 de la misma manera que en el período de los años 1976 a 1983, se defendió a ultranza la no intervención del Estado en la economía cumpliendo ideológicamente con el principio básico de los economistas liberales ortodoxos (clásicos neo clásicos y neoliberales). De esta manera, se derogó la política arancelaria y para- arancelaria, para posibilitar así la importación de toda tipo de productos inservibles, posibilitando además para completar el cuadro de la dependencia, la libre circulación de capitales (fondos buitres) sin  impedimento legal alguno.
Complementando el cuadro de la entrega de la Nación,  durante la dictadura militar por medio de la “tablita” y en la etapa de los noventa por ley de convertibilidad, se establecieron los tipos de cambio más atrasados de la historia económica argentina.
El Estado representado por los gobiernos neo liberales mencionados – obviando sus principios ideológicos -, intervinieron profundamente en la economía para establecer un tipo de cambio atrasado (moneda nacional sobrevaluada), para  posibilitar así la destrucción del aparato productivo industrial a través de subsidiar importaciones de todo tipo de productos,-“chatarra” inservible incluida”-,  generando de esa manera  intencionalmente el desempleo masivo. El tipo de cambio atrasado que significa subsidiar importaciones y perjudicar competitivamente exportaciones, implica que la diferencia en divisas entre exportaciones e importaciones pase a ser negativa.
Este saldo negativo de la balanza comercial, implicará necesariamente saldar dicho saldo con endeudamiento externo. De esta manera la deuda externa pasará a tener lamentablemente, el protagonismo principal dentro de las variables macroeconómicas e incidirá intensamente de manera negativa,  en la vida social y política de la Nación.
El tipo de cambio atrasado limitará las exportaciones y condicionará negativamente la actividad productiva, transformándose de esta manera las prioridades de la  economía nacional, que pasará a depender exclusivamente de la actividad financiera en detrimento de la actividad productiva. De esta manera se cierra el cuadro de la dependencia y sometimiento de la Nación, caracterizado por una deuda externa en permanente crecimiento, que cumple el rol de ser el soporte esencial de la actividad financiera, para usufructo ilimitado del poder económico concentrado y sufrimiento de la población.
Como sabemos, el endeudamiento externo lo paga en definitiva la población, con menores salarios, menos cultura, menos educación, menos salud, menos inversión pública, etc. Pero, a su vez el endeudamiento externo exacerbado, abre la posibilidad de todo tipo de actos de corrupción. A título de ejemplo, el primer y mayúsculo acto de corrupción en la historia económica argentina dentro de una larga lista,  surgió durante el gobierno del “gran prócer” del liberalismo Bernardino Rivadavia, al contratar el primer empréstito con el sistema financiero internacional, llevado a cabo con la Barhing Brothers en 1824. A partir de este repudiable  hito, se han sucedido innumerables actos de corrupción hasta nuestros días, por parte del poder económico concentrado nacional y el sistema financiero internacional conducido por el FMI a partir de su creación, en connivencia con los funcionarios estatales de turno - afines y escogidos -, por el establishment. El mecanismo es más bien repetitivo y se fundamenta en crear y recrear procesos de endeudamientos intencionales,  refinanciación y recurrentes nuevos endeudamientos, saldados con nuevos endeudamientos e intereses sobre intereses cada vez más altos, siempre con el aval, omnipotencia y omnipresencia del FMI.
En este marco de actividad financiera predominante y endeudamiento externo creciente la presencia y participación del FMI se transforma en imprescindible. Dicho organismo internacional dirigido exclusivamente por las grandes potencias como EE.UU. en calidad de hegemónica, saldará los negativos de la balanza comercial y de las cuentas fiscales provocados intencionalmente, pero a cambio impondrá las mismas políticas económicas que provocaron la debacle e incrementará el endeudamiento externo.  Para así darle continuidad al círculo vicioso de la entrega de la Nación para padecimiento de sus habitantes.  
En definitiva y tomando en cuenta el accionar neo liberal que postula la “no intervención” y por otra parte “interviene” para beneficio de los sectores más concentrados de la economía, podemos observar que la realidad coincide exactamente con lo que expresara A.Jauretche: “…SIEMPRE HAY DIRIGISMO”, la diferencia está “…EN QUIEN EJERCE ESE DIRIGISMO…”,  para que surja la condición “…LIBRE O COLONIAL DE UN PAIS”.


FRASE GENERADORA  Nº 2 DE ARTURO JAURETCHE.



Escribe Arturo Jauretche en “Plan Prebisch – Retorno al Coloniaje”, publicado en el año 1955. PAG.31)

“LOS ARGENTINOS APENAS SI TENDREMOS PARA PAGARNOS  LA COMIDA DE TODOS LOS DIAS. Y CUANDO LAS INDUSTRIAS SE LIQUIDEN Y COMIENCE LA DESOCUPACIÓN, ENTONCES HABRÁ MUCHOS QUE NO TENDRÁN CON QUE PAGARSE ESA COMIDA SERA EL MOMENTO DE LA CRISIS DELIBERADA Y CONSCIENTEMENTE PROVOCADA. NO HABRÁ ENTONCES MAS REMEDIO QUE CONTRAER NUEVAS DEUDAS E HIPOTECAR DEFINITIVAMENTE NUESTRO PORVENIR. LLEGARA ENTONCES EL MOMENTO DE AFRONTAR LAS DIFICULTADES MEDIANTE LA ENAJENACION DE NUESTROS PROPIOS BIENES, COMO LOS FERROCARRILES, LA FLOTA MERCANTE O LAS USINAS”

A.Jauretche enuncia en el primer párrafo de la frase:

“…LOS ARGENTINOS APENAS SI TENDREMOS PARA PAGARNOS LA COMIDA DE TODOS LOS DIAS Y CUANDO LAS INDUSTRIAS SE LIQUIDEN Y COMIENCE LA DESOCUPACIÓN ENTONCES HABRA MUCHOS QUE NO TENDRÁN CON QUE PAGARSE ESA COMIDA...”

El primer párrafo de la frase de A.Jauretche expresa lo que ocurrió y ocurre cuando en el gobierno de nuestro país, se instala un modelo de política económica que da preeminencia a la actividad financiera, en detrimento de la actividad productiva propio de la política económica neoliberal, impulsada tanto por el liberalismo político de izquierda como de derecha. Lo anterior implica el quiebre del mercado interno, que determinará necesariamente altos niveles de desempleo y su consecuente  caída de los salarios.
Esta situación resulta emergente de la aplicación de modelos económicos neo clásicos o neo liberales, según la etapa histórica que se considere.
Así ocurrió con posterioridad al golpe militar de septiembre de 1955 al cual hace referencia A.Jauretche explícitamente en su obra “Plan Presbich Retorno al Coloniaje”.
Las consecuencias de este grave retroceso histórico para nuestro país, significó la destrucción del aparato industrial de alta tecnología genuinamente nacional, creado por el gobierno democrático peronista desde el año 1946, hasta el nefasto golpe cívico-militar de septiembre de 1955. En este golpe – que significó la destrucción política y económica del país-,  fueron partícipes  además de las fuerzas armadas, tanto la derecha política conservadora y  liberal como el Partido Conservador, la U.C.R en su doble vertiente de derecha y centro político; la izquierda liberal como el Partido Comunista y el Partido Socialista, la Iglesia Católica, las cámaras empresariales, etc.etc. Todo este amplio espectro político, religioso y empresarial, bajo la tutela explícita de las embajadas de EE.UU. e Inglaterra en representación de sus respectivos países. .
De la misma manera y premonitoriamente – lo que realza la permanencia del pensamiento de A.Jauretche -, se puede observar durante el período que surca los años que van desde el golpe cívico- militar de marzo de 1976 hasta la crisis de finales del año 2002, donde el objetivo principal significó anular la actividad productiva a través de la destrucción del mercado interno.
Para entender el inicio de la frase de A.Jauretche se hace necesario diferenciar entre “crecimiento económico” y “desarrollo económico”.
Cuando hablamos de crecimiento económico estamos haciendo referencia a la magnitud en dinero que manifiesta el crecimiento de la producción de bienes y servicios que van a satisfacer las necesidades de la población. Es decir, el crecimiento del PBI.
Si no existe crecimiento o el mismo es insuficiente, la sociedad no logrará satisfacer sus necesidades y por consiguiente surgirá la desocupación y la exclusión social.
En términos más técnicos podemos decir, que debe crecer el PBI al menos por encima del crecimiento vegetativo de la población, de lo contrario quedarán necesidades sociales insatisfechas.
En cambio, cuando hablamos de desarrollo económico hacemos referencia a la equidad, con que se distribuirá entre los habitantes  el PBI generado por la propia población. En este caso ya no hablamos de PBI, sino de Ingreso Nacional.
Por tanto, cuando hablamos de PBI hacemos referencia al crecimiento económico. Cuando hablamos de Ingreso Nacional, hacemos referencia al sentido de equidad  con que se distribuye el PBI generado.
De lo anterior resulta entonces que PBI e Ingreso Nacional al final de cada año deben ser dos magnitudes macroeconómicas iguales.
Para que se dé la “grandeza de la patria y la felicidad del pueblo” es condición necesaria –entre otras-, el crecimiento sostenido del PBI. Pero dicho crecimiento no es condición suficiente. La condición necesaria y suficiente es el crecimiento y distribución equitativa del PBI o su igual el Ingreso Nacional. Puede darse la circunstancia económica de un alto crecimiento del PBI,  pero una injusta distribución del ingreso nacional. En este último caso, no sólo se habrá atentado intencionalmente contra la justicia social, sino que además comenzará a caer el propio crecimiento del PBI, derivado de la caída del consumo y de la inversión privada como variables macroeconómicas básicas, relacionadas con el crecimiento de la economía o del PBI, que es lo mismo.
El inicio de la frase de A.Jauretche tiene la sutileza de relacionar de manera sintética y a la vez con pedagogía liberadora, tanto el crecimiento económico como el desarrollo económico. Cuando sostiene “Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos las comida.”, está expresando la caía de la variable macroeconómica consumo determinante fundamental del crecimiento del PBI. Si existe desocupación o salarios de hambre, el consumo será cada vez menor y por ende el PBI no crecerá. Al no crecer el consumo tampoco crecerá la inversión productiva, ya que ésta depende de las utilidades que pueda generar. Si no hay consumo o se encuentra con tendencia a caer,  las ventas serán menores y los empresarios no percibirán las utilidades futuras necesarias, que lo induzcan a la inversión productiva.
La frase continua”...cuando la industrias se liquiden y comience la desocupación...”. Si hay desocupación o bajos salarios no hay consumo y sin consumo privado, no hay  crecimiento económico y por tanto, caerá la inversión productiva. Si no hay inversión productiva no crece la industria y sin no crece la industria, aparece de inmediato la desocupación y la exclusión social y por ende, caerá hasta transformarse en negativo el crecimiento del PBI, por la caída del consumo que arrastrará  la caída de la   inversión.
La situación descripta anteriormente que para muchos puede adolecer de economicismo, resulta conocida en la práctica, ya que la hemos vivido los argentinos en varias etapas de nuestra historia, relatando el momento en que políticamente de manera   intencional se transforma a la economía, de ser una actividad productiva en una actividad financiera,  -esencia ésta última -,  de la política económica neo liberal.

La frase de Arturo Jauretche continua expresando: “SERA EL MOMENTO DE LA CRISIS DELIBERADA Y CONSCIENTEMENTE PROVOCADA”.

Este párrafo refleja una realidad indiscutible propia de las políticas económicas ortodoxas, (clásica, neo clásica y neo liberal) nunca reconocida por los economistas, sociólogos y politicólogos cipayos  que pululan en los canales de televisión o en las universidades,  cumpliendo con su función “científica”interesada de tergiversar la realidad.
Las crisis económicas “deliberadas”  como expresa A.Jauretche  tienen como objetivo generar exclusión social con el fin único de generar una caída acelerada y por ende  violenta del salario real, a través de incrementar las tasas de desempleo. Cuanto mayor es el desempleo, mas fácil resulta pagar salarios inferiores y así obtener mayores beneficios empresariales y de esta manera dar una vuelta de tuerca más a la inequidad en la distribución del Ingreso Nacional. Las crisis económicas y los consiguientes “ajustes” son medidas disciplinadoras del capitalismo, para restablecer la tasa de ganancias empresarial, siempre con tendencia natural a caer. Derivado esto,  por una parte  por la existencia - en un momento dado -,  de exceso de bienes de inversión y por otra, por limitaciones de empleo y  salariales, que imposibilitan el crecimiento consumo y del empleo.
La aplicación de las  políticas económicas neo liberales,  como ocurrió durante la dictadura militar de 1976 a  1983 y su símil en tiempos democráticos durante el modelo de la “convertibilidad” de 1991 a 2001,  fue llevado a cabo con la intencionalidad de transferir ingresos del sector de los asalariados al sector de los no-asalariados (empresarios, rentistas, prestamistas). Estas situaciones como era de máxima lógica, culminaron con la implosión del perverso sistema creado en el año 2001 y que se tradujo finalmente, en una distribución regresiva del Ingreso Nacional, de proporciones mayúsculas.

¿Como se ensambla el mecanismo para generar estas crisis intencionales?

La explicación a la pregunta que antecede, debería considerarse como un aporte para que los argentinos no volviéramos a tropezar con la misma piedra, como ya lo hemos hecho en repetidas oportunidades históricas.

Se parte de un tipo de cambio atrasado. Es decir moneda nacional sobrevaluada.
La moneda nacional sobrevaluada significa un  subsidio a las importaciones, que implicará la quiebra de la industria local a nivel de pequeñas y medianas industrias  (PYMES) mayoritariamente de capitales nacionales, y una pérdida de competitividad de los productos exportables argentinos.
Para las grandes empresas, (transnacionales),  la misma situación provoca resultados diferentes. Estas,  poseen un mayor nivel tecnológico, que les permite una mayor  versatilidad para operar tanto con tipo de cambio atrasado, como con tipo de cambio adelantado. En otras palabras, las grandes empresas –exclusivamente transnacionales -, tienen la posibilidad de abastecer tanto el mercado interno como el externo, dad la característica de sus  productos de alta tecnología y por ende exclusivos. Si el tipo de cambio impuesto es atrasado direccionan su producción al mercado externo y aún con dicho tipo de cambio anti competitivo (atrasado), igual obtendrán utilidades dado el contenido de alta tecnología de los bienes que producen y exportan. Además en este escenario se benefician con salarios a la baja, ya que todo tipo de cambio atrasado incidirá necesariamente en la caída del salario. Si el tipo de cambio es adelantado y por ende competitivo, –como surge desde el año 2003 hasta nuestros días en el año 2012 -, obtendrán aún mayores ganancias abasteciendo el mercado externo y adicionarán mayores ganancias abasteciendo al mercado interno, ahora potenciado por una demanda global creciente, derivado del tipo de cambio competitivo impuesto.
Ahora bien continuando el desarrollo según lo visto anteriormente, si el tipo de cambio impuesto es atrasado - propio de la política económica neo liberal- se generará aumento de las importaciones y caída de las exportaciones, lo que determinará una estructura de saldo de la balanza comercial negativo. Este saldo negativo implica imposibilidad de obtener divisas genuinas y por consiguiente surgirá  la necesidad impuesta de inversiones extranjeras “golondrinas”, para financiar con divisas el déficit de la balanza comercial. Para ello se necesita a su vez, - indefectiblemente -, que las tasas de interés internas sean muy superiores a las tasas de interés internacionales y que no exista, ninguna traba legal para la llegada de dicha inversión extranjera.
Siguiendo el análisis,  tasas de interés crecientes implican necesariamente caída aún mayor  de la inversión privada productiva y con ello, se agudiza aún más la crisis y aún más las tasas de desempleo y con ello el aumento de la caída del salario nominal y real.
Por otra parte, los déficit de balanza comercial recurrentes implicarán agregar a la presencia de la  inversión externa “golondrina” el pedido de préstamos al FMI, y otros organismo de crédito internacional, con lo que se incrementará de manera creciente la deuda externa.
Por último, saldo negativo de la balanza comercial implica necesariamente la imposibilidad de acumular reservas de divisas en el BCRA.
Sin reservas, cualquier gobierno resulta fácil presa para cualquier corrida financiera (siempre latente) instrumentada por la banca transnacional, el poder económico concentrado y sus socios locales, como ocurrió en diferentes etapas históricas en nuestro país.
El gobierno de Cristina Kirchner sufrió diversas corridas bancarias destituyentes generadas por la banca transnacional durante su mandato desde el año 2007 al año 2011, que logró neutralizar por contar con reservas suficientes, producto de mantener saldo positivo de la balanza comercial, desde el año 2003 hasta nuestros días.
Por el contrario, el gobierno de Raúl Alfonsín fue destituido por la acción conjunta de la banca transnacional y el poder económico concentrado nacional e internacional, con seis meses de anticipación a la finalización de su mandato, por haber agotado las reservas entre otros aspectos vacilantes y negativos de su gobierno. Esto se llevó a cabo con la connivencia del FMI que negó todo tipo de “ayuda” financiera al gobierno de Alfonsín – al menos para terminar el mandato constitucional -, y descargó posteriormente todos los aportes financieros al nuevo gobierno de C.Menem, debido a que éste ya se había comprometido con liquidar vilmente nuestro patrimonio nacional, representado por las empresas públicas.

Finalmente, A.Jauretche culmina la frase expresando: “…NO HABRÁ ENTONCES MAS REMEDIO QUE CONTRAER NUEVAS DEUDAS…Y AFRONTAR LAS DIFICULTADES MEDIANTE LA ENAJENACIÓN DE NUESTROS PROPIOS BIENES COMO LOS FF.CC, LA FLOTA MERCANTE O LAS USINAS.”

Tal cual lo explica A.Jauretche así ocurrió en la realidad durante el gobierno de la dictadura militar surgida en marzo de 1976 y en la década de los noventa con el modelo de la “convertibilidad”,  donde el ratio de la deuda externa en función del PBI llegó a superar el 170% y donde se enajenó vilmente nuestro patrimonio nacional.

La enajenación de nuestro patrimonio nacional a  precio irrisorio, - fijado por las consultoras internacionales designadas por el FMI -, y pagado en alto porcentaje con bonos de la deuda argentina a su valor nominal, cuando su valor real resultaba muy inferior, resultó ser una gran infamia,  pero no la mayor de ellas. Las empresas del Estado privatizadas pasaron sin excepción a manos del capital transnacional, y con ello se profundizó el mecanismo de transferencia de divisas, que continua como una sangría permanente hasta nuestros días. Por ejemplo, durante el año 2011 se han girado aproximadamente 7.000 millones de dólares en concepto de “remisión de utilidades” con destinos a las casas matrices ubicadas en distintos países extranjeros, provenientes de utilidades obtenidas por  la filiales extranjeras que operan económicamente en nuestro país, entre las cuales se encuentran la totalidad de las empresas privatizadas.
Parece ficción de terror,  que una crisis económica que genera un sin  fin indescriptible de penurias sociales como incremento de los niveles de pobreza e indigencia, exclusión social, endeudamiento sin límites, aumento de la delincuencia y de la inseguridad social, profundo deterioro en los niveles sanitarios, educativos y culturales, sea instrumentada de manera “deliberada y consciente”, como lo explica Arturo Jauretche.
Sin embargo, la historia demuestra lo acertado de la enunciación, ya  que partiendo de un tipo de cambio atrasado como ocurrió en la Dictadura Militar o en la etapa de la “convertibilidad” – modelos idénticos ya probados en el laboratorio de la realidad de la historia de la humanidad, como ocurrió en la Alemania de la Republica de Weimar que concluyó con el gobierno de Hitler y la Segunda Guerra mundial -, se desembocará indefectiblemente en una crisis económica y política terminal.
La diferencia sustantiva está, en que algunos políticos y economistas conociendo de antemano las consecuencias de éste crimen social, las omiten o peor aún la disfrazan, prometiendo realidades de primer mundo – más allá que no superen la categoría de “espejos de colores” -, que lógicamente  nunca se concretarán.
Otros en cambio,  como Arturo Jauretche,  no solo que percibe el engaño sino que además patrióticamente lo denuncia a sus contemporáneos y a la posteridad, haciendo honor a su condición inclaudicable de patriota y de   militante.  


PARRAFO GENERADOR Nº 3 DE ARTURO JAURETCHE.



“…Voy a entrar en un tema que es FUNDAMENTAL para la ejecución de una política nacional: LA NACIONALIZACION DE LA BANCA.


En Argentina durante los gobiernos peronistas se nacionalizaron los depósitos como medida progresista máxima alcanzada y en favor de los intereses nacionales  de toda  nuestra historia económica. Estos avances de importancia técnica y política, fueron  derogados  posteriormente,  por los sucesivos golpes militares. Por ejemplo, inmediatamente después  de producido el golpe cívico-militar del año 1955 se incorporó a la Nación Argentina como miembro del FMI, se derogó la ley 12962 que nacionalizaba el Banco Central (B.C.R.A), los depósitos bancarios y todo el sistema bancario argentino. Se derogó también la Constitución Nacional sancionada en el año 1949, considerada como carta magna  de avanzada a nivel mundial tanto en términos de técnica jurídica como legislación protectora de los derechos individuales y sociales, de los habitantes de la Nación.

Incomprensiblemente – en el ámbito bancario y financiero a enero del año 2012 -,  nos rige la “Ley de Servicios Financieros” Nº 21526 sancionada con la firma de los genocidas R.Videla y Martínez de Hoz, que permitió en ese momento y en etapas políticas posteriores, orientar primordialmente la economía hacia la actividad financiera. Lo anterior implica, necesariamente la desarticulación de la actividad productiva a través de provocar la caía intencional del empleo y con ello de los salarios, provocando por último la destrucción del mercado interno.

Paradójicamente, - cumpliéndose premonitoriamente  la premisa de A.Jauretche -, la nacionalización parcial  de la banca ocurrió en la cima del culto esotérico a la “empresa privada” como sostén de un “modo de vida” – que ya pocos soportan -,  y a la vez en el sector, donde se engendran las más avanzadas y nefastas manifestaciones pro financieras neo liberales planetarias. Es decir, en el sector bancario-financiero en Estados Unidos de Norteamérica, continuando en Inglaterra y varios países de la euro zona.

Por supuesto que el planteo de A.Jauretche  de nacionalizar la banca partía de entender correctamente que el manejo de la banca de un país que pretenda ser independiente, justo y soberano, nunca puede estar en manos privadas y mucho menos en manos privadas transnacionales. En otras palabras, resultaba ser una propuesta esencial en su lucha militante por la liberación nacional y social de Argentina, emprendida hasta su muerte y más allá de ella,  a través de su obra y su ejemplo.

En cambio la nacionalización parcial de la banca norteamericana no  es más que un mecanismo para transferir la deuda delictiva por su esencia y monstruosa por sus dimensiones,  de la banca privada al sector público. El Estado posteriormente sigue trasladando el pago de la misma a la población norteamericana que se expresa en los más de 40 millones de seres humanos que sobreviven en la exclusión social por debajo de la línea de la pobreza en ese país, e internacionalmente vía expansión ilimitada y sin respaldo de emisión de dólares como moneda de cuenta, generando inflación internacional.
Una nacionalización ocurre cuando el Estado a través del gobierno de turno toma el control de una firma privada, aunque dicho control no implique el 100% de su capital accionario.
Esto ocurrió en EE.UU. cuando a fines de febrero del año del año 2009 el Estado a manos del gobierno de B. Obama adquirió el 36% del Citigroup y simultáneamente compró acciones preferenciales del Bank of América. Ambas transacciones significaron 90.000 millones de dólares, destinados a sanear, las dos más grandes instituciones financieras del país.
Con anterioridad a los hechos descriptos, el gobierno norteamericano había nacionalizado al menos  tres grandes empresas financieras. En primer lugar adquirió el 80% del American Internacional Group (AIG) para evitar su quiebra. Además, por la misma circunstancia sostuvo financieramente a las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac lo que implica, que dichas firmas deberán acatar las decisiones del Estado.
Los hechos concretos dan la razón a Arturo Jauretche.
Ningún país puede funcionar armónicamente, - dentro de la  lógica capitalista -, cuando la banca nacional se encuentra en manos privadas y peor aún transnacionales. La debacle económica y social es cuestión – exclusivamente – de tiempo.
Más tarde o más temprano, surgirán las contradicciones que harán imprescindible la  nacionalización parcial o total de la banca, más allá de las afirmaciones ideológicas neo liberales o de otro tipo  en contrario, cuya esencia es la no intervención del Estado en la economía.  En Inglaterra, como en  países de la Euro zona, la intervención del Estado nacionalizando instituciones y sectores bancarios como una necesidad, algunas veces de manera explícita y otras bajo la máscara de “salvatajes al sector financiero”.

Para comprender las implicancias de la nacionalización de la banca, debemos analizar la actividad bancaria.
La misma resulta ser una  actividad necesaria si aceptamos los parámetros del sistema capitalista, ya que recibe los depósitos de la población y los presta a quienes van a consumir o a invertir. Promueve a través del crédito, el consumo y la inversión. A su vez, -no debe olvidarse -, que el consumo y la inversión son las dos grandes y fundamentales variables macroeconómicos que hacen posible – al crecer las mismas -,  que un país sea cada vez más poderoso y por ende soberano, a través del crecimiento de su PBI. (El crecimiento del PBI – como ya hemos visto en párrafos precedentes-,  es una condición necesaria  pero no suficiente, ya que el crecimiento del PBI requiere de manera imprescindible – por justicia social y por cuestiones técnicas -, de una redistribución equitativa del Ingreso Nacional).
Sin embargo, la actividad bancaria en si misma,  no es más que una actividad intermediaria entre depositantes (habitantes residentes de un país determinado) y consumidores e inversionistas (los mismos residentes del determinado país). Es decir, es una actividad - aún dentro del capitalismo -, socialmente parasitaria en términos productivos.
Por otra parte, esta actividad parasitaria,  puede adquirir una importancia tal que en determinadas circunstancias puede derribar a un gobierno – como ocurrió con el gobierno de Raúl Alfonsin-, si las circunstancias económicas y políticas así lo determinan y lo requieren.
El gobierno de Cristina Kirchner sufrió varios intentos políticos destituyentes por parte del poder económico concentrado, - que incluye como socio esencial a la banca transnacionalizada -,  en su período de gobierno para desestabilizarlo financieramente a través de acciones combinadas entre diversos bancos privados extranjeros (HSBC, Galicia, Citi, etc.). Estas “corridas” resultaron frustradas por la respuesta inmediata del BCRA y por el hecho determinante de que esta institución, dispusiera de un amplio colchón de reserva de divisas producto del tipo de cambio adelantado, generador a su vez de saldos positivos recurrentes en la balanza comercial. x
En síntesis, podemos decir que por una parte la actividad bancaria es una actividad parasitaria que percibe suculentos ingresos y por otra, incide fuertemente en el crecimiento económico, ya que las variables macroeconómicas consumo inversión  resultan ser determinantes fundamentales del crecimiento económico. Además,  el sector bancario al acumular los depósitos de la población más los beneficios propios obtenidos por la actividad que desarrolla, adquiere un poder económico que se traduce como poder político paralelo al gobierno de turno, capaz de derribarlo cuando las circunstancias políticas y económicas lo posibiliten y así lo requieran.

A. Jauretche lo dice claramente: “UNA BANCA PRIVADA PUEDE PROVOCAR UNA CRISIS DELIBERADAMENTE, CON QUE VARIOS BANCOS SE PONGAN DE ACUERDO”.

Por último, para comprender  aún más los perjuicios que puede llegar a provocar el capital financiero y la banca privada transnacional, se agrega que resultan un factor determinante en la generación de las crisis financieras como emergentes de las crisis económicas. La grave crisis financiera – con base en la economía real-, que surgió en EE.UU.,  en el año 2008 denominada de la “hipotecas sub prime”, con metástasis en todo los países desarrollados aún presente y con final abierto, no es más que la exacerbación de la actividad financiera parasitaria bancaria.
Todo surgió a partir de la  Gramm- Leach – Bliley act., sancionada en el año 1999 durante el gobierno de Bill Clinton, que autorizó a los bancos comerciales a transformarse en usureros internacionales y así poder ofrecer “productos financieros” que no resultaron ser más que medios para una estafa internacional “legal” mayúscula. La mencionada ley autorizaba a los bancos comerciales a participar en negocios de seguros, organizar fondos de pensiones, crear sus propias tarjetas de crédito y esencialmente a actuar en inversiones especulativas utilizando los llamados “derivados financieros” Estos últimos,  caracterizados por documentos como hipotecas, bonos, etc.,  multiplicados en sucesivas derivaciones y por ello  apalancados ciento o miles de veces por encima de su valor real. Por ejemplo, una hipoteca sobre un bien de un valor real de un millón de dólares se “derivaba” o se multiplica miles de veces transformándose en un valor ficticio de miles de millones de dólares. Estos documento que adquieren la denominación de títulos “tóxicos”, se expanden movilizados por la codicia de grandes ganancias en el corto plazo, instrumentada por la gran mayoría de las  entidades bancarias del mundo desarrollado, bajo el poder político o de gobierno neo liberal indiferenciado en la alternancia, entre la  social democracia como por los partidos conservadores.
Estos títulos se transformaron en “tóxicos”, cuando debía comenzar el pago de las amortizaciones de los mismos - previo al transcurso de los períodos de gracia -,   de la hipoteca inicial. En ese momento, - como era de esperar -, los deudores  no tenía los fondos suficientes para hacerlo. Esto ocurrió y sigue ocurriendo, ya que se habían escogido como perceptores de los préstamos entre los cuarenta millones de personas que viven por debajo del nivel de la pobreza en EE.UU., como una forma desesperada de reactivar el consumo dentro del marco de la economía productiva o real estancada que aún persiste.
De esta manera, la falta de pago de la amortización por parte del deudor inicial, daba inicio al proceso de transformación  del “derivado financiero” en un “título tóxico” que infectaba los activos de todos los bancos que habían adquirido el “derivado”, en su afán de superlativas ganancias en el corto plazo, dentro de su actividad parasitaria.
Varios bancos “infectados” implicaban la posibilidad de quiebra de los mismos y con ello la quiebra del sistema financiero internacional. Por ello surgieron los diferentes gobiernos de identidad política diversa, pero económicamente adscriptos a la ideología neo liberal desde EE.UU., Inglaterra hasta la Euro zona, -“interviniendo” en la economía -,  nacionalizando los bancos y entidades financieras diversas y en simultáneo, alardeando con  el discurso esquizofrénico que el “Estado no debe intervenir en la economía...” sin diferencia alguna con lo que expresara Adam Smith en el año 1776.

Agrega A.Jauretche a su párrafo anterior ya analizado, los siguientes conceptos tan validos como el inicial:



EL QUE MANEJA EL CREDITO Y LO ORIENTA, MANEJA LA ECONOMÍA DEL PAIS CON MUCHO MAS EFICACIA QUE EL GOBIERNO, CON TODOS SUS INSTRUMENTOS.

Este último párrafo tiene una certeza y una profundidad tal que puede traducirse en que una banca priva transnacional puede manejar la economía por encima de las decisiones de cualquier tipo de gobierno, de un país determinado. Efectiva y lamentablemente  es así, aunque  A.Jauretche sea en soledad uno de los pocos pensadores y político que lo entienda y tenga el coraje de expresarlo.
Como un mínimo ejemplo, podemos observar que si la banca privada extranjera absorbe la mayoría de los depósitos de la población y lo orienta de manera privilegiada al consumo, es decir,  en desmedro a la inversión productiva como ocurre normalmente en nuestro país en relación a la banca privada transnacional, en el mediano plazo será factor desencadenante de un proceso inflacionario. por un incremento de la demanda de bienes de consumo,  que no tendrá su correlato equivalente en la inversión productiva. Es decir, surgirá una brecha entre la oferta y la demanda global, que indicará los márgenes de la inflación. .
La inflación perjudicará a las clases de bajos y fijos ingresos y provocará con ello el deterioro de la base política del gobierno, si se trata de un gobierno nacional y popular.
De continuar esta situación en el tiempo, - que lógicamente continuará sino hay intervención eficiente en contrario por parte del gobierno -, la inflación desencadenada generará mayores tasas de interés, ya que la banca privada incrementará la tasa de interés en función  del crecimiento de la inflación para generar utilidades reales, es decir, despojadas de la distorsión de la inflación. Cuanto más alta sea la tasa de interés más improbable  es la realización de la inversión privada, que es de última el factor determinante de la acumulación capitalista que implícale crecimiento del PBI, el crecimiento de las tasas de empleo y la desaceleración de la inflación. A su vez, tasas de interés elevadas implicarán sobre valuación de la moneda nacional, lo que implicará un atraso cambiario que quitará competitividad a las exportaciones y subsidiará indirectamente importaciones, lo que atentará contra el saldo de la balanza comercial y en definitiva en la necesaria acumulación de las reservas de divisas.
Si se ralentiza o se detiene la acumulación de los bienes de capital, se ralentizará o se detendrá el crecimiento del PBI, surgirá el crecimiento de las tasas de desempleo y dará comienzo o continuará – según el caso -,  la exclusión social.
En definitiva, como dice A.Jauretche. “EL QUE MANEJA ELCREDITO MANEJA LA ECONOMIA”.

En otro párrafo A.Jauretche, dice:

“EL QUE MANEJA EL CREDITO MANEJA LA MONEDA MÁS QUE EL QUE LA EMITE” y agrega: “… EL DINERO ES LA FISIOLOGIA DE UNA SOCIEDAD COMERCIALISTA. ES LA SANGRE QUE CIRCULA DENTRO DE ELLA Y EL PRECIO DEL DINERO, SU ABUNDANCIA O ESCASEZ, ESTÁ DETERMINADO POR EL SISTEMA BANCARIO…”



El que maneja la moneda – al menos en términos formales -,  es el agente financiero de todo gobierno,  es decir,   el B.C.R.A. (Banco Central de la República Argentina).
La función del BCRA es la de llevar a cabo la política monetaria, uno de los dos pilares – junto con la política fiscal -, de la política económica.
La política monetaria consta de dos elementos esenciales: 1º) la oferta monetaria, (instrumentada por el BCRA) es decir, la cantidad de dinero en efectivo en poder de los particulares y la cantidad de dinero depositado por éstos mismos a la vista, en los bancos del sistema bancario: y 2º) la demanda de dinero de la población para satisfacer necesidades, realizar operaciones comerciales, financieras, etc.
La oferta monetaria – cantidad de dinero o base monetaria -,  requiere del BCRA un relativo equilibrio con los bienes generados en un período determinado reflejado estadísticamente en el PBI. No debe existir un exceso de dinero que supere la cantidad de bienes generados, ya que dicha situación será otro agravante – entre varios -, de incremento de la inflación.
Contrariamente, una cantidad de moneda insuficiente será causal de aumentos de la tasa de interés por falta de liquidez y con ello de la caída de la inversión y los niveles de empleo, es decir, un proceso económico recesivo, que implica caída de salarios y exclusión social..
El BCRA tiene la potestad de emitir dinero de manera directa o primaria, comprando divisas en el mercado mayorista o recomprando bonos de la deuda pública,  pero los bancos privados también emiten dinero secundario,  cuando concretan préstamos a los particulares.
De esta manera y dando razón a la preocupación de A.Jauretche, - que  puede ocurrir y de hecho ocurre-,  que el BCRA determine la necesidad de incrementar la oferta monetaria para reactivar la economía y por otro lado la banca privada a través de incrementar las tasas de interés, restrinjan los préstamos y con ello disminuyan  dicha oferta monetaria. Por ello, cuanto más alta sea la tasa de interés para los préstamos que determinen los bancos privados transnacionales  - que recogen la mayoría de los depósitos de la población -, menor será la emisión monetaria secundaria, y más aún se incrementará la tasa de interés con lo que se influirá negativamente en la inversión y en definitiva, en el proceso de acumulación capitalista de un país. Además altas tasas de interés implican atraso cambiario, que conlleva a saldos de la balanza comercial negativos.
De esta manera, se cumple el axioma determinado por A.Jauretche, que quién maneja el crédito maneja “más la moneda que quién la emite” y a través de ello manejará la política monetaria, pilar fundamental de la política económica y del destino político de cualquier gobierno.



En otro párrafo dice A.Jauretche:

EL QUE MANEJA EL CREDITO MANEJA MAS EL COMERCIO DE EXPORTACION E IMPORTACION QUE EL QUE COMPRA Y VENDE”

El comercio de exportación e importación está manejado actualmente en nuestro país de manera exclusiva por una cantidad ínfima de grandes empresas transnacionales que oligopolizan el mercado,  y por ende no permiten de manera alguna,  la entrada al mismo de empresas de capitales de menor magnitud y mucho menos nacionales.
La oligopolización del mercado  permite además,  el más variado abanico de evasión y elusión  impositiva a través del proceso de sub. facturar exportaciones posibilitando además a través de este mecanismo y de otros diversos similares, la fuga de capitales. La fuga de capitales significa ganancias empresariales y rentas agropecuarias y financieras ganadas por sectores minoritarios de la sociedad, por un valor cercano a los 200.000 millones de dólares a principios del año 2012,  que en lugar de haberse transformado en inversión productiva se encuentra depositada tanto en el exterior, como en cajas de seguridad en el propio país. Sólo en dos años – desde el año 2007 al año 2009 -, dentro del marco destituyente construido por el poder económico concentrado en torno a la resolución 125 sobre retenciones móviles,   la fuga de capitales alcanzó la suma de 50.000 millones de dólares que de haberse aplicado a la actividad productiva, hubieran disminuido al mínimo o extinguido la exclusión social.
La banca transnacional instalada en nuestro país,  aliada o relacionada directamente a través de intricados holding jamás financiará a empresarios nacionales (PYMES), en aquellos productos exportables que son declarados de interés exclusivo de las empresas transnacionales exportadoras. A.Jauretche explica: “…Cuando el banco es extranjero o está ligado a los intereses de la exportación o de la importación, dirigirá su política a beneficiar a exportadores e importadores, en una economía que ya ha sido puesta a disposición del interés comprador y vendedor extranjero…”

Además las empresas transnacionales tienen el privilegio de poder acceder al mercado financiero internacional en donde las tasas de interés resultan mucho más reducidas que las tasas de interés locales, lo que ocasiona que la concentración y centralización del capital sea cada vez más intensa, es decir, la competencia cada vez más reducida.
En definitiva, como dice A.Jauretche: “el que maneja el crédito maneja el comercio de exportación e importación”. Esta frase implica que el crédito manejado en gran medida por la banca privada transnacional resulta de muy difícil acceso a las pequeñas y medianas empresas, cuyos capitales son proporcionalmente en mayor medida de origen nacional.
El gobierno desde el año 2003 hasta nuestros días,  ha tratado de revertir esta situación abriendo líneas de créditos tanto para actividades productivas como para fomentar exportaciones para las PYMES a través del Banco de la Nación Argentina y otros bancos estatales a tasa negativas, es decir, tasas de interés inferiores a las tasas de inflación imperantes. La diferencia entre la tasa de interés negativa y la tasa de inflación es un subsidio que otorga el gobierno actual a las empresas medianas y pequeñas y que solventa la población argentina a través de pagar sus impuestos.

Posteriormente agrega:

“EL QUE MANEJA EL CREDITO ESTIMULA DETERMINADAS FORMAS DE PRODUCCIÓN Y DEBILITA OTRAS. …ESTABLECE LO QUE SE VA A PRODUCIR O NO...”

El crédito para la banca privada y en especial para la banca privada transnacional – dominante en nuestro país -, se otorga en función de la rentabilidad de la inversión que se va a realiza y/o en función de las características del bien de consumo que se va adquirir. Además – como cuestión determinante -,  en función del capital y/o ingresos de respaldo que pueda demostrar el solicitante del crédito.
A la banca privada transnacional le interesa únicamente apoyar crediticiamente la  producción transnacionalizada. No le interesa ni por asomo,  las connotaciones sociales que existan en relación con el bien de consumo o inversión en que se va a aplicar el dinero recibido a través del crédito, si el crédito va a ser generador de empleo o no, etc.etc.
Si el crédito lo manejara un gobierno popular y nacional,  al menos  a través de la nacionalización de los depósitos y en mayor medida nacionalizando la banca, seguramente dirigiría la acción crediticia, a promover las formas de producción más convenientes y en los lugares geográficos donde más necesario fuera desarrollar nuevas formas productivas,  o incentivar las existentes.
Durante los gobiernos peronistas desde el año1946 hasta el año 1955 y reinstalado a partir del año 1973, se pusieron en marcha el proceso de nacionalización de los depósitos. Estas medidas fueron derogadas inmediatamente después de los golpes militares de los años 1955 y 1976.
En definitiva como dice A.Jauretche. a la banca privada transnacional que recoge la mayoría de los depósitos de la población en nuestro país, no le interesa en absoluto lo que se va a producir ni donde se va a producir. Es más, no le interesa en absoluto otorgar créditos para la producción. Las líneas de crédito están orientadas a los bienes de consumo y de manera exclusiva para aquellos solicitantes, que tienen el suficiente respaldo económico para asegurar a la banca la devolución del mismo, en tiempo y forma y fundamentalmente pagando tasas de interés de tipo usurario, en relación a las tasas de interés internacionales.


FRASE GENERADORA Nº 4 DE ARTURO JAURETCHE.


“EL DINERO DE LOS BANCOS NO ES DE LO BANCOS PRIVADOS. ES DE LA SOCIEDAD TODA QUE ALLI LO DEPOSITA Y DE ALLI SALE MULTIPLICADO EN FORMA DE PRESTAMOS.
LOS BANCOS CREAN DINERO A TRAVES DEL CREDITO, PORQUE LOS DEPOSITOS CONVERTIDOS EN CREDITOS SE MULTIPLICAN VARIAS VECES…”

Efectivamente como dice Arturo Jauretche “…EL DINERO DE LOS BANCOS NO ES DE LOS BANCOS…”

Generalmente, se considera  erróneamente lo contrario, es decir, que el dinero de los bancos es propiedad de los bancos.
A partir de esta convicción equivocada por acción u omisión del  sistema educativo y medios de comunicación, pasamos a enaltecer la actividad bancaria cuando no es más que una actividad parasitaria y a expensas del esfuerzo de la comunidad cuando ahorra, intencional o forzosamente.
La comunidad deposita sus ahorros que en gran parte lo hace sin percibir remuneración alguna – depósitos a la vista en cuenta corriente o caja de ahorro – y los bancos lo prestan a la misma comunidad cobrando altísima remuneración a través de la llamada tasa de interés (tasa de interés activa). Otra parte de esos depósitos también realizados por la comunidad reciben una remuneración por parte del sistema bancario – depósitos en plazo fijo -, a una tasa muy inferior a la “tasa activa”, denominada “tasa pasiva”. La diferencia entre tasa activa menos la tasa pasiva resulta otra ganancia adicional para el sistema bancario
En términos macroeconómicos resulta ser la intermediación entre el ahorro de la comunidad y la actitud alternativa entre consumir o invertir de la misma comunidad.
Esta intermediación parasitaria – que no genera riqueza social alguna -, proporciona ingentes ingresos a los propietarios de la banca privada que se detrae del Ingreso Nacional en perjuicio de los asalariados y empresarios productivos.
Analizando el Ingreso Nacional, es decir, los ingresos que perciben los que generan el producto (PBI) anualmente existen dos sectores sociales que se destacan por su calidad de parasitarios ociosos por excelencia. Por una parte  la banca y por otra,  los propietarios de tierras y otros bienes de capital que son arrendados y/o alquilados (rentistas).
John Maynard Keynes – que planteaba reformar el capitalismo y no suprimirlo como pensaba Marx -,  hablaba – sin embargo-,  en su obra, de la “eutanasia del rentista”.  Con estas palabras, consideraba que estos ingresos que son parte sustancial del Ingreso Nacional, al ser apropiados privadamente atentan contra la marcha normal del sistema capitalista en su conjunto. Es decir, son en gran parte  generadores de la crisis de sobreproducción que cíclica e inevitablemente atentan con intensidad creciente a través del tiempo, contra el propio sistema que los cobija.
En otras palabras, si desapareciera parcial o totalmente la intermediación de estos sectores sociales – que sin eufemismo representan clases sociales determinadas -, una parte sustancial del Ingreso Nacional quedaría disponible para la inversión productiva nacional y mayores salarios, que incrementarían la productividad y el crecimiento productivo.
El sistema bancario y los rentistas (fundamentalmente los rentistas agrarios) no invierten. Gastan,  - en el mejor de los casos -,  despilfarrando sus suculentos ingresos en bienes de consumo (mansiones, vehículos, viajes, etc.). En el peor de los casos fugando capitales.
El atesoramiento o fuga de capitales propio de los excesos de ingresos de los sectores rentistas, es en términos macroeconómicos lo inverso al ahorro. El ahorro en algún momento puede transformarse en inversión. El atesoramiento es una acción parasitaria propia de sectores rentistas, que quedará inmovilizado es decir, esterilizada en términos productivos.
Los revolucionarios en Francia que llevaron adelante la Revolución Francesa en 1789 y el economista inglés David Ricardo a fines del siglo XIX en Inglaterra,  tenían bien claro que la subsistencia del capitalismo se basaba en que  debían destruir la clase parasitaria, es decir,  los terratenientes agropecuarios (la oligarquía para nosotros) y su representación política la monarquía absoluta.
La guerra de Secesión en EE.UU. tuvo el mismo objetivo político, es decir, destruir las clases terrateniente esclavista sureño agro exportadoras para hacer posible un desarrollo capitalista industrial potente. Ambos procesos conjuntamente con la revolución inglesa del siglo XVII sin ser únicos, se inscriben en las llamadas “revoluciones burguesas” pro capitalistas y anti rentistas.
Es una utopía que un país “subdesarrollado” acceda a la categoría de “desarrollado” en el marco del capitalismo como sistema, sin la apropiación pública de la renta parasitaria, tanto agropecuaria como financiera. Por otra parte, esta renta apropiada por el Estado es la única posibilidad de financiar el desarrollo industrial auto centrado, es decir, sin el predomino de las empresas transnacionales aunque éstas en nuevo orden,  sigan operando productiva y comercialmente, pero condicionadas en su accionar al desarrollo nacional.
La nacionalización parcial de la banca implementada a través de la nacionalización de los depósitos instrumentadas por gobiernos peronistas en distintas etapas históricas, fue una medida revolucionaria. Como tal,  fue aniquilada por la reacción oligárquica y sus socios dominantes las empresas transnacionales y el sistema financiero internacional. De tal manera y con tanta profundidad, que aún nos rige en el ámbito bancario – financiero la ley  21526 que lleva la firma de  R.Videla y Joe Martinez de Hoz, como una afrenta insoportable a la dignidad nacional.
En definitiva, tanto la renta bancaria como la renta agropecuarias – lamentablemente para la Nación Argentina y la Patria Latinoamericana -, “gozan de buena salud”, incrementando cada vez mayores ingresos parasitarios a partir de los depósitos de la población que tendrán el destino final inexorable de la fuga de capitales y el fomento del ocio de clases sociales minoritarias y privilegiadas.

Agrega Arturo Jauretche profundizando aún más sus propios conceptos


” LOS BANCOS CREAN DINERO A TRAVES DEL CREDITO PORQUE LOS DEPÓSITOS CONVERTIDOS EN CREDITOS SE MULTIPLICAN VARIAS VECES”.

Este proceso tan sencillamente expresado,  resulta de complicada deducción por el intencional oscurantismo en el sistema educativo imperante.

La dificultad estriba en comprender  como es que los bancos crean dinero a partir de los depósitos. Se aclara un poco si decimos que los depósitos son el origen de los créditos, como lo expresa A.Jauretche, cuando explica que el “…dinero no es de los bancos sino de la población que lo deposita en los bancos…”
La aclaración para hacerla lo más entendible posible, es que  cada vez que un banco le hace un préstamo a un particular es exclusivamente,  por que la población previamente concretó depósitos. Este particular paga un gasto anterior o compra un determinado bien que pasa a ser ingreso de otra persona, que en la mayoría de los casos lo volverá a depositar en otro banco. A su vez este último depósito será generador de un nuevo préstamo. Este último se volverá a depositar y así sucesivamente. Por este proceso de depósito-crédito-depósito-crédito, se genera la creación de dinero secundario por parte de los bancos comerciales, a través del sistema bancario en su conjunto.
Sintetizando, a través del llamado “multiplicador bancario”, un depósito real inicial puede transformarse multiplicado varia veces en dinero secundario, creado a través de los préstamos bancarios.
La única limitación para los bancos de ganar a costa de los depósitos de la población,  es el denominado “encaje mínimo bancario” impuesto a la banca comercial en su conjunto, por el BCRA.
El encaje mínimo, es un porcentaje que obliga a los bancos comerciales a mantener en efectivo  de los depósitos recibidos por parte de los particulares y ser depositado en las arcas del BCRA. Se utiliza como un mínimo a mantener en efectivo para prevenirse de posibles corridas, producto de desconfianzas que pudieran surgir sobre tal o cual entidad bancaria. Esto es así, ya que los bancos prestan el máximo posible de los depósitos de los particulares y si bajo un determinado supuesto,  dichos depositantes se pusieran de acuerdo en  retirar sus depósitos en un mismo momento, el banco no podría devolver los mismos. Por  esta circunstancia es que el BCRA se denomina “prestamista de última instancia”, es decir, debe salir – al menos en teoría -, a cubrir la imposibilidad de devolución de los depósitos de una determinada entidad bancaria, ante una “corrida” financiera.

CONCLUSION.

Este trabajo sintético de economía jauretchiana, ha sido desarrollado como soporte y material de estudio de exposiciones teóricas y prácticas a diferentes sectores de la sociedad argentina, en base a la integral e ingente obra intelectual de Arturo Jauretche.
Queda abierto un foco de  esperanza que la obra total de Arturo Jauretche llegue a la mayor parte de nuestra sociedad y a la vez siga sirviendo de inspiración a nuestros gobernantes, para llevar adelante medidas concretas en beneficio de la sociedad y grandeza de la Nación Argentina
Las generaciones contemporáneas a Arturo Jauretche y las venideras nunca lo olvidarán.  Ello se debe a que rompió los moldes de lo que “estaba escrito”, y por ende resultaba inmodificable y como tal, sacrosanto y eterno.
En definitiva rompió con los cánones de la mediocridad  que enceguece y esclerotiza  a los más lúcidos pensadores y políticos.
Sin olvidar – por ser fundamental -, que detrás de lo que se considera eterno y por ende inmodificable, siempre se esconden los intereses mayúsculos de las pequeñas pero poderosas minorías nacionales e internacionales, que lucran a expensas del trabajo de las grandes mayorías nacionales.
El trabajo, medio exclusivo de generar la riqueza de una nación – a través de los tiempos- fue apropiado por minorías que adormecen en la siesta eterna y mediocre del parasitismo y del ocio.
Seguramente, los sectores parasitarios serán arrollados por la cultura viril, de los que con el esfuerzo del trabajo crean  la riqueza que en definitiva se traduce en el apotegma,  la “felicidad del pueblo y la grandeza de la patria”.
Hegel en su dialéctica del amo y el esclavo explica la significación del trabajo.
El amo –para satisfacer sus necesidades -,  exige perentoria y violentamente al esclavo el esfuerzo del trabajo. El esclavo está obligado a  trabajar en condiciones infrahumanas, pero al trabajar crea la cultura que es el fundamento del desarrollo de la  humanidad y al hacerlo, pone en marcha las ruedas de la historia y con ello de las transformaciones sociales positivas.
El amo, de manera parasitaria se apropia del trabajo del esclavo, y por ello descansa en el ocio entumecedor de la mediocridad. A medida que esto ocurre,  va perdiendo su propia humanidad, su condición intrínseca de humano. Deja de ser humano para pasar a ser un ente ajeno y contrario a la sociedad.
El mensaje de Hegel será entonces en su obra “Fenomenología del Espíritu”, que el sujeto de la historia será el trabajador. Los trabajadores que al moldear la materia de manera manual e intelectualmente, ejercerán con ello la inevitable creatividad que los transforma en cada vez seres humanos más plenos.
En cambio el amo paralizado en el ocio va perdiendo paulatinamente su condición de humano, como ocurre con los gobiernos y minorías privilegiadas en las  grandes potencias como EE.UU., Inglaterra, Unión Europea, etc., donde conviven riquezas inconmensurables que cada vez crecen y se concentran  más dentro del ocio, y por otra parte,  millones de excluidos sociales que  mendigan un vale de comida para poder sobrevivir en un mundo incomprensible, tanto para ellos, como para sus propios  amos. Un mundo tan incomprensible que avanza inexorablemente hacia su propia autodestrucción producto de políticas económicas irracionales dentro de los países capitalistas dominantes, eufemísticamente denominados “desarrollados”.
Arturo Jauretche vivió únicamente para denunciar la irracionalidad y el ocio parasitario en que viven los que con ambición desmedida quieren apropiarse y se apropian  del trabajo generado por el esfuerzo nacional, es decir,  el esfuerzo de los pueblos.
Al denunciar a los poderosos nunca pensó en el bienestar o seguridad de su persona, dando  cumplimiento sobrado así a la máxima de todo militante, de que: primero la patria, la sociedad, luego las personas. Por esta actitud y por la inteligencia para llevar a cabo la tarea patriótica es que  jamás será olvidado, tanto por las generaciones contemporáneas a él, como por las generaciones venideras de argentinos y latinoamericanos.
Ocupa un lugar muy privilegiado en el pabellón de los pro hombres argentinos y latinoamericanos.
Resulta esperanzador considerar,  que gobernantes imbuidos del patriotismo jauretchiano recojan el guante y lleven a cabo la tarea que les incumbe con medidas concretas de gobierno, - más allá de los importantes avances alcanzadas a partir del año 2003 -, siguiendo el camino tan claramente válido, marcado por Arturo Jauretche.

ROBERTO BRISCIOLI
DOCENTE.
MIEMBRO DEL CLUB ARGENTINO ARTURO JAURETCHE.
ENERO 2012.